Dear Max ~ Max Verstappen

Capítulo 43 - Un, dos, tres por Emi Parte 2

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🏎️ Nota de la autora: No me odien. 🏎️

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21 de abril de 2024. Milton, Keynes, Inglaterra.

Emma

—Emma, necesitas ir a dormir — dijo una voz a mis espaldas, la cual se había recargado en el marco de la habitación.

—Estoy bien, no te preocupes.

—No estás bien, son casi las 7 de la mañana y no has dormido nada, llevas toda la noche despierta.

Acaricié el cabello de Emilia, quien estaba acostada sobre su cuna, completamente dormida.

En paz.

—Estoy bien, tomé demasiado café como para estar despierta una semana — contesté con calma —. Tranquilo, vuelve a la cama.

—Emma...

—William — lo miré —. Estoy bien, en serio.

El piloto caminó hasta y me miró a los ojos.

—No fue tu culpa, ¿lo sabes, verdad?

—No, yo, no quiero hablar de esto ahora, ¿sí? Solo quiero... paz — relamí mis labios —. Ella está aquí y eso es lo único que me importa ahora.

Will suspiró y colocó sus manos sobre mis mejillas, acariciando la zona.

—No fue tu culpa.

—Will... — dije con la voz entrecortada.

—No fue tu culpa... — repitió.

—Yo... — bajé la mirada y sollocé —. Yo sé que no, pero...

—Lo sé, yo lo sé — me abrazó, permitiendo que recargara mi cabeza sobre su pecho, sintiendo el calor de su cuerpo, el cual me reconfortaba, dándome un lugar seguro donde sollozar —. Lo sé... Ella ya está aquí, eso es lo importante.

Asentí levemente y sollocé.

—Vamos a la cama, ¿sí? Necesitas descansar un rato.

—No quiero dejarla sola.

—No va a estar sola, yo me voy a quedar con ella en lo que tú duermes, ¿de acuerdo? No voy a dejarla sola.

Asentí de nuevo y cerré los ojos.

La pesadilla que había vivido durante 8 horas al fin había acabado, o eso creía.

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—No lo sé, papá.

—Pues no debes tardar mucho en deliberar, porque sí, si deciden despedirla, deben buscar una nueva niñera cuanto antes.

Abrí los ojos con pesadez.

¿Era la voz de Max?, ¿Jos?

—Eso lo sé, pero tengo que hablar con Emma primero.

—Sí, es algo que tienen que hablar los dos únicamente — escuché la voz de mi hermano.

—Sí, supongo que sí — se escuchó un suspiro de queja por parte de mi suegro —. ¿Tienes comida para el desayuno?

—No lo sé, desde que llegamos anoche no hemos comido — dijo William.

—En ese caso, iré a buscar algo para todos, ya regreso.