Capítulo 41 - Pequeños actos

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28 de febrero de 2024. Sakhir, Baréin.

Max

—Papi, mila, juegos — señaló la alberca para niños, la cual tenía una pequeña construcción para jugar —. ¿Podemos il?

—Después, mi amor, ahorita, tenemos que ir a registrarnos en la recepción— ajusté mi agarre sobre su diminuta mano.

—Ta bien — sonrió ligeramente y miró hacia nuestras espaldas —. ¿Mami?

—Mami fue al baño a cambiar a tu hermanito, ahorita nos alcanza acá, ¿sí?

—Sipí.

Caminamos hasta el área de la recepción y coloqué a Emi entre mis piernas y el mostrador, asegurándome de que no se fuera a ir de mi lado mientras nos registraba en el hotel.

—Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarle?

—Quería registrar mi entrada, tenemos una reservación a nombre de Max Verstappen.

La recepcionista empezó a revisar su computadora y después sonrió.

—Aquí está, Max Verstappen, dos habitaciones, una suite para 2 adultos y 2 menores y otra habitación sencilla para un adulto. ¿Es correcto?

—Así es — sonreí de lado.

—Bien, aquí le paso las 3 llaves de las habitaciones — me paso las tarjetas.

—Gracias — las tomé.

—Y solo necesito un par de firmas en los espacios señalados y... — Revisó su computadora — solo necesito una identificación para adjuntar las habitaciones a la cuenta empresarial de Red Bull.

Firmé los papeles y saqué mi billetera, enseñándole mi identificación.

—Aquí tiene.

—Bien, en ese caso, sería todo, señor Verstappen, disfrute su fin de semana.

—Gracias — agradecí de nuevo y tomé la mano de Emi, alejándonos de la recepción.

Guardé las tarjetas en los bolsillos de mi chamarra y levanté la vista hacia donde se encontraba Susi con nuestras maletas.

—¿Ya juegos? — preguntó cautelosamente.

—Después de que nos instalemos en la habitación, ¿sí, amor?

—Sí, papi.

—Bien, primero lo primero.

—Pimelo lo pimelo — repitió mis palabras, lo cual me hizo sonreír.

Llegamos hasta donde estaba la niñera y miré hacia los lados, en busca de mi esposa.

—¿Emma aún no ha regresado?

—No, pero ya no debe tardar — sonrió de lado.

—Bien, mm, ten, esta es tu llave — le entregué la tarjeta y el número de habitación —. Nos quedaremos con los niños hoy, así que tómate la tarde y la noche para conocer el lugar.

—De acuerdo, si necesitan algo, solo llámenme — sonrió y se despidió de Emi dando una pequeña caricia en su cabeza —. Nos vemos mañana.

—Sí, descansa — asentí con la cabeza, observando cómo se alejaba de nuestro lado.

—Hey, Max — escuché una voz a mis espaldas.

De manera instintiva, reforcé mi agarre sobre la mano de mi hija y di media vuelta para descubrir de quién me estaba llamando.

Dear Max ~ Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora