Después de regresar a la oficina, me encontré con Marcos, quien parecía esperarme con cierta ansiedad. Le conté en detalle lo que había sucedido con Daphne, incluyendo el incidente de la tarjeta y la incursión en la sala de celdas. Su reacción fue un tanto mixta, mezcla de preocupación y curiosidad.
—Anoche revisé su bolso mientras ella dormía —comencé, buscando en mi bolsillo la foto que había encontrado—. No había nada fuera de lo común, todos sus documentos coinciden, y las llamadas en su teléfono eran principalmente a una amiga llamada Berta. Pero encontré esto —le entregué la foto de Daphne luciendo un collar que parecía extremadamente costoso—. Es raro que alguien con recursos como ella busque trabajo en nuestra organización.
Marcos tomó la foto, la examinó detenidamente y luego me miró con una expresión seria. —Tal vez ya ha trabajado como sicaria antes. Eso explicaría su disposición a meterse en asuntos peligrosos.
Negué con la cabeza, recordando el momento en que ella había sostenido la pistola en sus manos. —No, lo dudo. Cuando me apuntó, vi miedo en sus ojos. No era el miedo de alguien que sabe lo que está haciendo, sino más bien de alguien nuevo en esto. No creo que haya matado a nadie antes. Es extraño.
—Bueno, deberíamos mantenerla vigilada —sugirió Marcos, devolviéndome la foto—. ¿Quieres que María investigue más a fondo?
—Definitivamente. No podemos dejar que alguien potencialmente peligroso ande suelto sin saber exactamente quién es. Además, después de encontrarla en esa sala de celdas, no sé qué esperar. Si resulta estar vinculada a los Wagner, la situación podría complicarse mucho.
Marcos se cruzó de brazos, meditando mis palabras. —Si descubres que está relacionada con los Wagner, ¿la eliminarás?
—Sin dudarlo. No puedo arriesgarme a que nos infiltren. La seguridad de nuestra organización está en juego.
En ese momento, mi teléfono sonó y vi que era mi madre. Bajé al vestíbulo, donde la encontré junto a Olivia, mi hermana pequeña. Ella sostenía una pequeña mochila y parecía emocionada por alguna razón.
—¿Qué hacéis aquí? —pregunté, confuso.
—Tu padre y yo tenemos un compromiso de última hora —explicó mi madre, con una expresión de disculpa—. ¿Podrías cuidar de Olivia por unas horas? No tuve tiempo de encontrar a nadie más que pudiera hacerlo.
Suspiré, mirando a mi madre con resignación. —Mamá, tengo una agenda muy apretada hoy.
—Por favor, Jayden. Solo será por unas horas. Si estás muy ocupado, tal vez María pueda cuidarla. Pero, por favor, ayúdame con esto.
Miré a Olivia, quien me sonrió con sus grandes ojos brillantes. No podía decir que no. —Está bien —asentí—. Pero solo por un rato.
—¡Gracias, cariño! —dijo mi madre, dándome un beso en la mejilla antes de apresurarse hacia la salida—. Volveremos en unas pocas horas. Gracias de nuevo.
—Jayden, ¿podemos ir a ver los perros? —preguntó Olivia, saltando de emoción.
Sonreí, a pesar de todo. Mi hermana pequeña siempre lograba animarme, incluso en los días más complicados. Justo entonces, María apareció y me dirigí a ella en busca de ayuda.
—María, ¿podrías cuidar de Olivia un rato? —pregunté, consciente de su apretada agenda.
—Lo siento, Jayden, pero tengo que ir a una sesión de fisioterapia. Me encantaría ayudar, pero realmente no puedo quedarme —respondió, disculpándose.
Antes de que pudiera responder, Daphne intervino, sorprendiendo a todos. —Yo puedo cuidar de ella si lo necesitas. Sé que las cosas han empezado un poco... raras entre nosotros, pero te prometo que no tenía malas intenciones. Solo quería entender más sobre la organización.
La miré, considerando su oferta. Había algo en ella que me inquietaba, pero también noté una sinceridad que no podía ignorar. Quizás esto podría ser una oportunidad para observarla más de cerca.
—Bueno, espero que seas mejor con los niños que con el resto de tus habilidades de espionaje —respondí con un toque de ironía—. Marcos, vamos. Olivia, quédate con Daphne por un rato, ¿de acuerdo?
—¡Vale! —respondió Olivia, aparentemente encantada de pasar tiempo con alguien nuevo.
Mientras salía de la oficina con Marcos, no pude evitar sentir una mezcla de desconfianza e intriga hacia Daphne. A pesar de sus acciones sospechosas, había algo genuino en su manera de hablar y comportarse. Sin embargo, no podía permitirme bajar la guardia. Si resultaba ser una infiltrada de los Wagner, no dudaría en tomar las medidas necesarias para proteger nuestra operación.
Marcos y yo nos dirigimos al siguiente punto de nuestra agenda, pero mi mente seguía volviendo a Daphne. La noche anterior, había intentado sacarle información a través del alcohol y la cercanía, pero no había conseguido mucho. Quizás el siguiente paso sería ganarse su confianza y ver si se delataba sola. Por ahora, debía enfocarme en mantener a mi familia y mi organización a salvo, sin importar lo que eso significara para Daphne o cualquier otro.
Mientras avanzábamos en el coche, me preparé mentalmente para lo que el día pudiera deparar. La situación con Daphne había añadido una capa adicional de complejidad a un entorno ya de por sí peligroso, y cada paso debía ser calculado con cuidado. Mis pensamientos fueron interrumpidos por Marcos, quien parecía tener una última reflexión.
—Jayden, no dejes que esto te nuble el juicio. Si sientes que Daphne es una amenaza, actúa rápido. No podemos permitirnos más riesgos innecesarios.
Asentí, consciente de la gravedad de sus palabras. La vida en nuestra línea de trabajo no permitía errores ni momentos de debilidad. Sin