Un empujón

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AU: Main AU
Ship: Gea x Theia
Palabras: 641
Perspectiva: narrador omnisciente

Han pasado unas horas desde que Helios se enteró de la relación entre Theia y Gea

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Han pasado unas horas desde que Helios se enteró de la relación entre Theia y Gea.
Explotó en cólera contra ambos planetas, habían desobedecido las reglas, habían destruido su confianza.

–¡Helios te pedimos compasión!–

Pidió Gea casi de rodillas ante su estrella, el cual hace segundos dio a elegir a ambos planetas.

–conocen las reglas–

Fue lo único que pudo decir Helios, con un tono severo y listo para expulsar con su gravedad a alguno de los dos planetas.
Esa era la opción, uno se debía ir.

–Helios nosotros no causamos ningún daño...nosotros...–

Theia se intentaba excusar, sentía que toda la culpa recaía sobre ella.

La desesperación se estaba apoderando de ambos planetas, los cuales no tenían ninguna opción viable.
No iban a permitir que alguno de los dos pasara sus días en la deriva, corriendo el peligro de morir.

¿Pero qué más podían hacer?

–¡Tienen noventa segundos para elegir!–

Fue lo último que dijo Helios, alarmando a ambos planetas, que empezaron a mirar al rededor buscando alguna salida.

Sin embargo no había ninguna.

–¿qué se supone que hagamos...?–

Preguntó Theia, casi a punto de llorar.

–yo...–

Gea quería consolar a su esposa, pero le era imposible, ni el mismo sabía que hacer.
Solo habían dos opciones, no existía una tercera.

Pero una idea entonces llegó a la cabeza de Gea.

–Zeus, por favor empuja a Theia hacia mi con tu gravedad–

Pidió el planeta rocoso más grande, sorprendiendo a Zeus, quien no estaba seguro de esto.

–¿acaso quieres matarla tú mismo?–

Preguntó incrédulo el gigante gaseoso.
Todos los planetas estaban reunidos para observar lo que pasaba con los que desobedecían, sin embargo solo unos pocos realmente prestaban atención.

–no–

Fue lo único que pudo responder Gea, mientras con la mirada buscaba a Afrodita.

–Afrodita, empújame con tu gravedad hacia Theia–

Pidió casi en súplica, el planeta lleno de lava, Afrodita bajo su mirada algo indeciso.

–¿estás seguro? Helios no estaría feliz si ve esto...–

–eso no me importa–

Respondió Gea con algo de seguridad, suspirando y acercándose a Theia.

–prometí acompañarte siempre, esta no será una excepción–

Los planetas no chocan cuando no tienen la intención de hacerlo, solo puede ocurrir una catástrofe si son empujados por fuerzas externas.

–Gea...¿vamos a morir?–

Preguntó la chica con algunas lágrimas en sus ojos, sintiendo cómo Zeus la atraía con su gravedad.

–¿confías en mí?–

Preguntó con una voz tranquila, a lo que ella asintió.

Gea fue empujado un poco por la gravedad de Afrodita, pues esta de por sí no tenía mucho efecto en él.

–hoy moriremos juntos ¿si?–

Dijo Gea en un susurro, Theia limpió sus lágrimas y solo sonrió dulcemente.

Fue cuestión de segundos para que la gravedad de Zeus hiciera que Theia colisionara contra Gea.
Afrodita solo se aseguraba que Gea permaneciera en su lugar y la catástrofe fuera inevitable.

Helios al ver esto, se quedó callado, no había prestado atención a lo que había sucedido, por lo que no sabía cómo fue que ambos chocaron.

–¡hay una nueva regla! Los planetas no pueden compartir órbita–

Dijo Helios, con su misma voz de siempre, aunque se le notaba cierta tristeza y amargura.

Con su manos tocaba los restos de ambos planetas, notando que la coalición no fue tan grave y que había posibilidades que ambos hubieran sobrevivido.

Con su manos tocaba los restos de ambos planetas, notando que la coalición no fue tan grave y que había posibilidades que ambos hubieran sobrevivido

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Un planeta joven se despertaba después de mucho, en sus brazos sostenía un pequeño bebé, a su alrededor habían algunos restos de materia y polvo.

–¿Dónde...?–

Hablaba con dificultad, le era imposible formular bien las palabras.

–no te preocupes pequeñín–

Dijo la estrella del sistema solar, el centro de ese lugar.

–mi nombre es Sol, tú eres Tierra y este es tu hogar–

Añadió el Sol con una sonrisa, confundiendo a Tierra, quien tenía algunos recuerdos borrosos.

–está bien, Sol...–

–

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