CAPÍTULO #2

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ELIZABETH

Me detengo unos minutos para tomar aire, me quema el pecho al respirar, el sol no está tan fuerte sin embargo me hace agitar.

Me dejó caer en el césped, creo que he excedido el entrenamiento últimamente, me cuesta respirar y todo se pone borroso.

-Mi señora.- enseguida me levanta las piernas y me acercan una botella de agua fresca.

Unos minutos después estoy siendo abanicada en la sombra de mi tumbona. Italia es preciosa en todo su esplendor, desde el clima hasta la comida, amo estar aquí junto a mi esposo y mi vida llena de libertad y joyas caras.

-Mi señora, se ha solicitado con insistencia su presencia para una reunión privada.- fruncí el ceño - El señor Víctor Romanov pide hablar con usted de manera urgente.

-¿Romanov? Me suena aquel apellido.

-Si mi señora, es el padre del hombre que irrumpió el día de su boda, él murió.

-Ahh...ya recordé. ¿Y está aquí? Porque si está presente sabes que debo matarlo porque nadie que no esté autorizado puede pisar estás tierras.

-No mi señora, el señor llama a su antiguo número y si acepta se le transferirá a una video llamada.

-¿Tengo alguna reunión con mi esposo?

-No hasta la noche mi señora.- mencionó mi criada.

-Dile que en 20 minutos los atenderé, me daré un baño y quiero una limonada rosa por favor con un alfajor, prepararme un vestido fresco y sutil, quiero usar el collar de oro con el diamante en forma de corazón y sus pendientes a juego.

-Si mi señora, le prepare todo.

-No te olvides de los tenis.

Deje mi cabello suelto, no estaba seco por completo pero sí lo suficiente para no gotear. Me coloque un tono natural en mis labios y abrí la laptop dónde esperaría la llamada.

Mi criada entró y dejó el vaso con limonada sobre el porta vaso. La llamada apareció y suspiré dándole aceptar.

Un hombre bastante demacrado apareció en la pantalla, tiene barba y los ojos rojos y hundidos.

-Lizzy.

-Es señora Morelli para usted señor Romanov.

-Bien, señora Morelli quiero hablar con mi Lizzy, la niña tierna que hacía pastelitos.

-Siga esperando porque esa mujer está muerta, yo me encargué de calcinar su cuerpo.- sonreí - sin más que decir...

-Stella murió, Elizabeth.- Fruncí el ceño por el dolor que se formó en mi pecho - Hace dos semanas, Marie tardó en recuperarse pero ya volvió a sus labores. Stella te tuvo presente hasta su último aliento, Lizzy, ella siempre te quiso como una hija, quería que lo supieras.

-Lamento su perdida señor pero, yo no sé quién Stella ni Marie, sus asuntos parentales no me conciernen en nada, he atendido su llamada porque me dijeron que es el padre del hombre al que maté, ese quien irrumpió en mi boda, creí que quería reclamar la muerte de su hijo, no que venía a decirme estupideces, adiós.

Colgué y cerré la laptop, me bebí la limonada y salí de la oficina.

-No quiero saber nada de la familia Romanov, son un dolor de cabeza. ¿Dónde está mi esposo?

-Viene de camino mi señora.- asentí y antes de subir la puerta se abrió.

El hombre del cual desconozco arrojó al pequeño dentro de la casa y le lanzó una mochila pequeña en la cabeza.

Red RomanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora