CAPÍTULO #29

14 0 0
                                    

A dos meses del atentado contra el jefe de la mafia Rusa Enzzo Romanov, aún se desconoce su paradero, su esposa la empresaria Elizabeth Romanov no ha salido a dar declaraciones, se mantiene en Rusia liderando varios grupos quienes están buscando a su esposo.

Apagué el televisor, tomé el bolígrafo y continué firmando los papeles de mi esposo, antes de sentarme en esta silla tuvieron que hacer un proceso para trasladar todo el poder hacia mi.

-Señora Romanova, otro cuerpo- anunció uno de los custodios.

Me puse de pie acomodando mi blazer, el embarazo ya se me nota, tengo seis meses y, aunque mi barriga no es tan grande, ya se nota que estoy en cinta.

Durante este tiempo, todos los cuerpos que han aparecido, han sido analizado para asegurarnos que no se trate de mi esposo, somos más exigentes con los que están calcinados, descuartizados o desfigurados.

Aunque me mantenga firme, dura, fría y severa exigiendo a todos que traigan a mi marido con vida, por las noches el dolor me consume y me desconsuela no tenerlo a mi lado.

Tengo a un médico forense y un laboratorista trabajando en la cantacumbas de la mansión, descubrieron el cuerpo e hice cara de asco, está en estado de putrefacción, lo encontraron enterrado.

-No es, los tatuajes son diferentes, no tiene mis ojos en su brazo, es un poco más bajo, no es Enzzo.

-Se tomarán las huellas y un cultivo salivar para la prueba de ADN mi señora.

-Claro- di media vuelta y subí a la casa.

Froté mi barriga topandome con Víctor a mitad del camino, suspiré y me acerqué recostandome en su pecho.

-Estamos buscándolo, aparecerá.

-Cada cuerpo que llega...-trago el nudo en mi garganta-Y si algún momento es él, me tocará verlo...

-Tranquila, respira, no tengas esos pensamientos no le hace bien al bebé.

-Tienes que decirme quién pudo hacerle esto a Enzzo. Victor, tu lo conoces, se que hay algo de su pasado que no me estás contando.

-Estas destruyendo el mundo, no puedes ponerlo a arder, Enzzo aparecerá.

-Escúchame bien, estamos hablando del padre de mi bebé, si quiero destruir toda la madre rusia la destruyó y me llevó a quien tenga que llevarme por delante, incluyendote, ahora dime que...

-Muerto, es muy probable que Enzzo esté muerto Elizabeth, es el precio de la mafia, tus enemigos no tiran sus cuerpos, los despedazan y los disuelven en ácido, dos meses han pasado Lizzy, ya no buscas a una persona, buscas un cadáver y ni siquiera eso.

Negué retrocediendo colocando la mano en mi vientre, el pecho me sube y me baja por el impactó de sus palabras.

-Lo siento, Elizabeth.

-No, no...

-¿Lizzy, que pasa amor?- preguntó mi padre, lo miré y subí las escaleras.

-¿Qué pasa, porque lloras?- me abracé a mi amiga para luego recostarme en la cama, ella me consoló y trató de tranquilizarme.

Se quedó dormida y yo con el alma rota me puse de pie, salí en silencio, son cerca de las cinco y casi está oscurecido por el horario de invierno.

La mansión de Enzzo se encuentra cerca del mar mediterráneo, camino hacia él llegando a la orilla envuelta en sollozos, caigo de rodillas sujetando mi pecho.

-¡Ya Dios por favor, te lo suplico, he estado de rodillas muchas veces porque me haces esto, estoy tan cansada de la vida que escogiste para mí!

El frío me hiela los huesos, miró al cielo esperando alguna respuesta pero solo escucho el crujir del mar, me pongo de pie.

Red RomanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora