CAPÍTULO #27

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ELIZABETH'S B-DAY

Me giré buscando a mi marido en la cama pero no estaba, levanté un poco la cabeza de entre las almohadas, como no estaba volví a hundir la cabeza escuchando mi teléfono llenarse de notificaciones.

Lo apagué y me levanté a regañadientes, fuí hacia el baño, me di una corta ducha, me vestí con un jeans ajustado, una blusa de mangas largas blancas y mis stilettos, dejé mi cabello suelto, mi maquillaje sencillo y mi infaltable labial rojo. También coloqué mi muslera con mi arma dentro.

La casa está en silenció, demasiado silencio, solo escucho las patas de Loki, descendimos y miré el salón y luego hacia la cocina, no hay nada.

-¿Enzzo?- llamé un poco alto y el sonido de mis tacones me acompañó hasta la oficina- Amor...

Está todo vacío, cuando me disponía a irme sentí una mano en mi cintura, me giré sonriendo, él sostiene un gran ramo de rosas rojas.

-Feliz cumpleaños a la reina de mi vida.

-Mi amor...- él se inclinó sutilmente dejando un beso en mis labios- Gracias son preciosas, dime qué no has corrido a todo el mundo.

-Te quería para mí en tu día especial- olí el perfume de las rosas, él entrelazó su mano con la mía y me llevó hacia el jardín.

Dejó el ramo de flores en la cocina, abrió la puerta corrediza, enseguida se escuchó un "plot" llevé mi mano a mi arma y los papelitos me cubrieron.

-¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

Los niños fueron los primeros en venir corriendo, hay bolsas de regalo sobre la mesa y un desayuno que me hace agua la boca, incluso el personal está aquí aplaudiendo. Saludé a toda mi familia, entre besos y felicitaciones por parte de todos, finalmente pude sentarme a lado de mi marido y empezar a comer.

Intentaba hacerle caso a todos, pues cuando la familia se junta no hay quien los caye, ví a Enzzo tomar el recipiente de la azúcar, tomó una cucharada y la puso en su café.

Nunca toma azúcar con él café

-Señora, permítame felicitarla por su cumpleaños- sonreí hacia Lyon- También han llegado obsequios desde la primera hora del día.

-Tiralos.

-¡Enzzo!

-Te puedo dar todo, no tienes porqué recibir nada de nadie, quieres algo, te lo compro.

-Recopila los obsequios, asegúrate que no sea nada peligroso, chocolates y esas cosas desechalas, con toda la pena del mundo pero, podrían tener algo dañino.

-Sí señora.

Enzzo bostezo y bebió su café de golpe, se relamió los labios y las hormonas se me alborotaron, él se inclinó hacia mí volviéndome prisionera de sus ojos.

-Tienes todo, un ramo de rosas es una baratija, joyas tienes demás, ropa no se diga, tienes un marido increíblemente guapo, sexy, asombroso, multimillonario, tienes a tu familia ¿Que le hace falta a la reina? Pide un deseo y te lo cumpliré.

-¿Qué tal una fiesta tradicional? Ya sabes, pastel, decoración, bocadillos, juegos familiares- acaricié su semblante.

-Bien.

Me quedé de piedra.

-¿Bien? ¿Dónde quedan tus comentario de; te gustan esas cosas corrientes?

-Hoy no, hoy quiero que seas feliz- besó la punta de mi nariz y temí por mi vida en ese momento, esté no es mi esposo gruñón.

-¡Mamá, abre los regalos!

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