CAPÍTULO# 28

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ELIZABETH

Sus caderas se mueven sobre mí, la sábana cubre su cintura y yo gimo de placer, su boca en mi cuello es algo que me vuelve loca y a la mierda con los chupetones y amén por las bases de alta cobertura.

Es como la tercera vez en la madrugada que lo hacemos, casi son las seis y él tiene que irse a Rusia, y como cada maldita vez que cogemos él logra hacerme llegar al paraíso con su polla tan deliciosa.

-Duchate, prepararé tu ropa.

-No tienes que hacer eso, Elizabeth.

-Pero me gusta hacerlo, ve- dejé un beso en sus labios y me acomodé el vestido de dormir, sin bragas porque sería estupido ponerme algo que se manchara con su semen.

Tomé un traje azul marino, un abrigo negro de cuello alto, coloqué el traje en una percha y tomé la plancha a vapor para pasarla por encima del saco e hice lo mismo con el pantalon, busqué sus zapatos negros de charon, medias y las deje dentro de los zapatos.

-¿Cuando hiciste la maleta?

-Anoche cuando llegamos de la fiesta- se quitó la toalla de la cintura y se secó el cabello de forma salvaje, el espejo reflejo su virilidad y se paseo como un tonto mostrando todo, lo ignoré y me acerque a la barra del centro para sacar un par de gemelos, los especiales que usa con el sello de la bratva.

También coloqué el reloj sobre la barra, y nuestra pulsera a juego, lo único que no se quita es el collar, igual que yo. Finalmente se colocó los boxer y se secó bien las piernas, tomó el abrigo y se lo colocó, siguio con el pantalon y corrí a buscar un cinturon negro, por ultimo se colocó el saco y yo lo ayudé a que los dobladillos quedarán perfectos, tambien coloqué los gemelos, su reloj y la pulsera.

Se encargó de los zapatos mientras que yo tomé un pijama nuevo, bragas y corrí a lavarme el cuerpo, lo vi meterse al baño para peinarse y colocarse perfume, hizo tiempo acomodando el cabello, es bastante vanidoso cuando quiere.

Me sequé, me coloqué la nueva pijama y él concluyó con su peinado, me miró e hice un puchero.

-Te llamaré todos los días, si no contestas...- se acercó acorralandome y mirandome de esa manera posesiva y dura que pone sobre todos- no me importa lo que este haciendo, tomaré el puto avion y vendré a ver que haces, porque siempre tienes que tener tiempo para mí.

-Contestaré, esperaré tu llamada.

-¿Llamada? tienes que dejarme ver tu hermosa cara, y luego alejar el teléfono para que muestres tu precioso coño mientras te tocas para mí y yo para tí, será divertido, ya lo verás- su pulgar aplastó mi labios, apretó los dientes saboreando y soltando un gruñido de esos que haces cuando se te antoja comer algo.

-Estaré esperándote desnuda todas las noches.

-Así será nena- clavó un beso largo, su lengua marcó mi boca, sus dientes cortaron la esquina de mi labio, sus manos apretaron mis caderas con fuerza pegándome a su cuerpo.

-Si sigues así- me volvió a besar- no te dejaré ir.

Me apartó de golpe y sujetó mi cara entre sus enormes manos, acarició mis mejillas con sus pulgares.

-Nos vemos en una semana, te amo.

-Te amo, Elizabeth.

Lo acompañé hacia la puerta, sus custodios lo esperaron, me aferré a su mano y él suspiró un poco cabreado, clavó sus dedos en mi mejilla.

-Deja el drama, si las cosas se complican...

-¿!¡Como que se complican!?- hizo más presión.

-Significa que si debo quedarme más tiempo, te mandaré a traer, así que ya déjate de pendejadas, te amo- me dio un beso fugaz y mantuvo sus ojos en mí unos segundos.

Red RomanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora