Terminé mi rutina estricta de ejercicio, jugué un rato con Arthur y luego entramos a desayunar. No he visto a Enzzo desde anoche, supongo que sigue dormido.
-Buenos días amore mío.
Ay no, este imbécil.
-No creí que volverías tan pronto.- beso mi cabeza y revolvió el cabello de Arthur.
-Quería que vayamos a Mónaco lo antes posible, necesito pasar tiempo contigo.- sonreí. Trae una bolsa de mi tienda, me sacudí las manos para tomar la bolsa.
-Exclusivamente para mí reina.
Es un vestido sencillo, beige, la parte de arriba es de corset y las tiras largas para formar listones sobre los hombros, la falda es hasta las rodillas y se complementa con un tul por debajo para hacerlo ver estilo princesa.
-Precioso.- sonreí y dentro viene una carpeta.-¿Se te han quedado documentos?
-Son los dominios, todos a tu nombre, eres dueña del setenta por ciento de la librería más grande del mundo.
Hice puchero y fingí llorar.
-Eres el mejor mi amor.- le lancé un besó. Carlota llegó con mi té verde caliente.- Se lo puedes dar a Massimo por favor, que lo cuide como oro en polvo.
-Sí señora.
-¿Puedo irme ya? Quisiera ver televisión un momento.
-Si mi amor, ve, que Carlota te de un baño y luego miras la tele, pero solo un rato.- asintió.- Mi beso.- me incliné y dió un beso en mi mejilla y se fue con Carlota de la mano.
-Lo engríe demasiado.
-Que bueno que no tuvimos hijos.- le di un sorbo a mi taza.-¿Dónde está Romanov?
-No es tu perro, deberías saberlo.
-¡Alguien que busque al Ruso! - grité para que me escucharán los custodios.
-El señor Romanov se encuentra en la villa, está con el equipo del señor Morelli.- miré a Antonio y él se encogió de hombros.
-¿Qué? No puede estar siempre pegado a tí, tiene que hacer vigilancia y algún que otro trabajo sucio.
Su teléfono empezó a sonar, colocó el altavoz.
-¿Qué?
-Hay una mujer muerta en el Lobby.- sus ojos se posaron en mí.
-¿Cómo que una mujer? Nadie tiene acceso a esa villa, mierda.- se puso de pie.
-Voy contigo.
No protestó, me di una ducha fugaz, me cambié rápidamente, unos jeans y una básica. Nos subimos a su auto y condujo rápido hacia la villa, suda sutilmente y repiquetea los dedos sobre el volante.
Descendí del auto viendo a Enzzo a un costado ¿Porque será que el negro te sientes tan malditamente bien, Romanov!? Joder como con verlo puedo poner cachonda.
-¿Qué sucede? - preguntó a sus hombres.
-No tienes que moverte si yo no te lo autorizó, tu eres mío, trabajas para mí, no para mí esposo ¿Quedó claro?
-Sí señorita- dijo con los dientes apretados.
Se que le molesta que le hable así, cuando él sabe que tiene más autoridad sobre mí que cualquier otro.
-Estuvimos cuidando el perímetro como lo pidió y, por la ventana vimos un cuerpo, rodeamos hacia la otra ventana y confirmamos que se trata de una mujer de unos veinte años.
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Red Romance
Teen FictionEl balance perfecto entro lo bueno y lo malo. El poder y la venganza nace en el seno de una mujer. La soledad y el amor se verán perversos y oscuros.