CAPÍTULO #8

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Sus brazos se enrollaron en mi cintura dejándome atónita, el corazón me salta en el pecho recordando cómo se sentía con él, coloco mis manos en su hombro cuando su llanto me trae a la realidad.

Enzzo se apoya en el umbral de la puerta con los brazos cruzados viendo con indiferencia a su amigo en el suelo.

-Perdoname por favor, todo esto es mi culpa.

-¿Qué? No ha sido culpa de nadie que me hayan llevado a Italia.

-Verás.- habló Enzzo.- Resulta que si es culpa de Derek, esté imbécil te vendio a tu marido, me traicionó y te traiciono, él dejo que los hombre ingresaran a la casa a buscarte, cuando te tuvieron lo traicionaron y le inyectaron la misma droga que a tí.

Alejé a Derek de mi cintura, sujeté su rostro, intenté negarme a lo que escuché, negarme a creer que la persona que amé me haya traicionado, otra vez, primero mis padres, luego Enzzo, Antonio y ahora Derek, Derek de quien menos esperaba ser lastimada me ha dado la puñalada más dolorosa.

-¿Eso es verdad?- pregunté.

-Quería protegerte, de verdad, quería alejarte de lo enfermizo que Enzzo se estaba volviendo contigo.

-¿Y tu salida rápida fue ponerme a manos de Morelli? Ibas perfectamente bien cuando me rescataste del accidente, el tiempo que vivimos juntos en esa casa tú....

Retrocedí, me incliné a su altura, limpie sus ojos y sentí como la confianza se quebraba, no podía volver a doblegarme por nadie, ni volver a darle mi frágil, roto y lastimado corazón a un hombre.

-Jamás voy a perdonarlo, removiste mi corazón cuando te ví, había pensando que quizás podía seguir amándote, y es increíble como un par de palabras puede cambiar los sentimientos de una persona y con esto, jamás dejaré que nadie me haga sentir de esta manera.

Me puse de pie, cerré los ojos dando un profundo suspiro, estiré mi mano y le lancé una gran cachetada que le reviró la el rostro, miré amenazante a Enzzo quien sonríe, avancé hacia el baño, cerré la puerta y me miré al espejo, carajo me veo del asco, me quito la ropa e ingreso a la ducha.

Toco mis mejillas sintiendo las lágrimas deslizarse, recosté mi cabeza en el vidrio, no había llorado en días, había olvidado lo que se sentía, el fuego en el pecho, la traición, el sentirme sola y desprotegida, creé a está Elizabeth para protegerme y no dejar que nadie vuelva a herirme o verme la cara de tonta por ser tan buena, he buscado la aceptación y el amor, todo de forma forzada y apresurada, cuando siempre debí darmelo a mi misma y no pude verlo hasta ahora.

El agua puede llevarse toda la suciedad del cuerpo pero, no el dolor, ni la tristeza, el agua no puede limpiar el alma ni el corazón y es tan fatigante no poder hacerlo de la forma sencilla, si no de la forma dolorosa y larga.

-Hola ¿puedo pasar? - asentí hacia Darina, tomó asiento en la cama y colocó su mano en mi pierna.- ¿No tienes hambre? si no bajas Romanov se terminará el espagueti.

-Mi estómago no tiene la culpa de cómo se siente mi corazón pero, así funciona esto Darina.- suspiré.

-Enzzo estaba dispuesto a dejarlo morir, por traicionarlo, y al final fue él quien terminó salvándolo.

Suspiré y la miré.

-Intentamos buscar un antídoto pero no lo hemos logrado, Enzzo se estaba volviendo loco, teníamos sujetos de prueba y uno a uno fueron muriendo, creíamos que tú también Pero, tu nombre resonaba en la industria de la moda. Luego Antonio te mató. Stella murió y todo se volvió lúgubre y Enzzo tomó la decisión de venir por tí y no volveríamos si no era contigo, a veces pienso que se dejó atrapar para estar contigo.

Red RomanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora