CAPÍTULO #23

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CHRISTMAS DAY

Los nervios de la boda no me dejó dormir, estuve acomodando los regalos para todos en la madrugada, mientras Enzzo duerme plácidamente, yo observó el anillo en mi dedo, anoche luego de mucho tiempo le recé a Dios para que bendiga mi matrimonio, el ecleciastico será cuando pasé el invierno, tengo planeado casarme en abril aspirando tener todo en orden, desde la oficina, mi madre y demás cosas que vayan aumentando.

-¡FELIZ NAVIDADDDDDD!

Gritaron al unísono los niños quienes entraron corriendo con sus pijamas, uno iba de rojo y el otro de verde. Sonreí, ambos sujetaban sus manos y empezaron a saltar cantando;

-¡Navidad, navidad, blanca navidad!

-!¡SALGAN DE MI MALDITA HABITACIÓN!

-!Ahhh el grinch!- salieron corriendo asustados y Enzzo lanzó mi almohada contra la puerta.

-¡Malditos niños del demonio, joder!

Negué sonriendo, me recosté sobre su pecho y él no dudó en abrazarme mientras soltaba un gran suspiro.

-Feliz navidad mi amor.

-Feliz navidad, corderito- sonreí y le di un beso- ¿Lista para ser mi esposa?

-Primero, vamos a disfrutar de los regales, un buen desayuno y entonces nos separaremos por un par de horas para la ceremonia- se quejó girándose para abrazarme, hundió su nariz en mi pecho para luego morder una teta sobre la blusa- Enzzo.

-¿Qué? no puedo darte mi regalo por adelantado.

-Ya me lo diste toda la madrugada, por favor, se te caerá el pene.

-No olvides que la luna de miel es para tener mucho sexo.

-Si pero esto es civil, luego del eclesiástico podemos irnos de luna de miel.

Chasqueo la lengua y rodó los ojos.

-Igual voy a follarte.

Se quitó las sábanas y se puso de pie, desnudo en todo su esplendor, fuí por la pijama al armario, una a juego que compré para nosotros.

-Claro que no, eso es una ridiculez.

-¿Una ridiculez?

Hice puchero y él me miró con el cepillo de dientes en su boca, empecé a sollozar y me giré para volver a la cama.

-Elizabeth.

-Esta bien, no tienes que hacerlo, se que esto te parece una mierda, pero es importante para mí, es mi primera navidad y quería que fuera especial. Te espero abajo para los regalos, si es que quieres, si no, no bajes.

Me limpie las lágrimas, salí de la habitación y sonreí, caminé contenta a las escaleras y me detuve de golpe teniendo un deja vu.

Mi cuerpo rodando por las escaleras, los puntos de los golpes me pincharon, llevé mi mano a mi pecho y una corriente pasó por mi espina dorsal.

Descendí con cuidado borrando esos recuerdos, todos ya están sentados alrededor del árbol.

-¡Feliz navidad a todos!

Todos me respondieron al unísono, me senté juntó a los regalos y Arthur se sentó entre mis piernas.

-¿Ya podemos abrirlos? - preguntó impaciente mi hermano.

-¿Crees que te has portado bien?

-Si, lo he hecho, Artie y yo somos amigos ahora.

-¿Y seguirás portándote bien?- asintió.

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