💣Capítulo 5💣

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CONNOR

La mañana siguiente, bajé hacia la sala dejando a Ángela y a Alaia durmiendo.

Mandé a buscar a Max; cuando apareció, él se acercó a mí.

—"¿Qué descubriste de la familia Castillo?"

—"Tiene un hermano, se llama Osvaldo, y al parecer él tiene un hijo, pero no sabemos si es un chico o una chica. Es un mafioso de España".

—"¿Tienes algunas fotos? ¿Y sabes por qué demonios aparece después de cinco años?"

—"No hay fotos de él; se declaró muerto hace tres años. Creo que él estuvo planeando su venganza".

—"¿Todo este tiempo?"

—"Será un enemigo fuerte. Si está muerto para el gobierno, eso dice que vendrá con todo".

—"Lo estaremos separando".

Ángela baja con Alaia, vestidas las dos iguales, con un vestido blanco.

Me giré hacia ella. —"Las dos mujeres más hermosas".

Tomé a Alaia en mis brazos. —"Estás hermosa, digna de llamarte princesa".—Me acerqué a Ángela y le di un beso en los labios. —"Y tú, mi amor, digna reina de tener una princesa".

Después de desayunar, le expliqué a Ángela todo lo que Max investigó.

—"No me caes nada bien, que ande un enemigo que no sabemos cómo se ve".

Ella toma el teléfono y lo mira con preocupación.

—"¿Qué pasa?".

—"Mi padre no responde, no es algo que él haría y tengo un mal presentimiento".

—"No te preocupes, si quieres mando a uno de mis hombres para que lo vaya a ver".

—"Si ahora no podemos salir".

Max llegó al comedor. —"Trajeron un regalo para la Sra. Crane".

Ángela se levantó y caminó hacia la puerta; llegué enseguida con Alaia en mi mano.

En la puerta había una caja; ella se acercó y la empezó a abrir.

Cuando la abrió, no pude ver el contenido porque estaba lejos con Alaia, pero por la reacción de Ángela, no era nada bueno.

Ella cayó al suelo de rodillas con la caja en sus manos y un grito desgarrador salió de su boca.

—"¡Padre, no!".

Coloqué a Alaia en el suelo y me acerqué a Ángela; miré la caja y ahí adentro estaba la cabeza de Walter.

Me giré hacia Max. —"Llévale a Alaia a la niñera ahora".

—"Papá".

La escuché llamarme y mire a Max. —"Que te la lleve ahora".

Cuando se fueron, me arrodillé cerca de Àngela. —"Amor".

—"No, padre, por favor, no".

—"Ángela". —Pero ella no reaccionaba.

Su teléfono sonó y ella lo sacó con mano temblorosa.

Miré; era un número desconocido. Ella lo tomó y lo puso en altavoz.

—"Cabrón".

—"Por tu voz veo que recibiste mi regalo".

—"Maldito hijo de puta, te mataré".

—"No antes de que vea la cabeza de tu hija igual que la de tu padre".

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