ÁNGELA
Miro a Connor, y en un instante, todos los recuerdos reviven en mi mente. Solo había pasado menos de un día desde que nuestras vidas tomaron un giro inesperado, pero para mí, esos breves momentos parecieron una eternidad.
—"Por favor, Ángela, prometo cambiar" —dijo Connor, su voz cargada de desesperación.
Sus palabras resonaron en mí, pero rápidamente recordé todo lo que nos había llevado a esta situación.
—"Nunca vas a cambiar. Lo llevas en tu naturaleza" —respondí, dejando que el eco de mi verdad se asiente entre nosotros.
—"Por ti, mi amor, dejo todo" —dijo con firmeza, como si esas palabras pudieran doblegar la realidad.
Me senté en la cama, sintiendo la pesada carga de la decisión que debía tomar. Connor hizo lo mismo, dejando que el silencio se apoderara del ambiente, un silencio que gritaba más que cualquier palabra.
—"Vamos a darnos un tiempo. Quizá no somos lo que queremos" —propuse, intentando ser lógica mientras el corazón me dolía.
—"Yo sí estoy seguro de que tú eres lo que quiero" —argumentó, sus ojos fijos en mí, como si pudiera convencerme con su mirada.
—"Hagamos un trato. Si en una semana seguimos pensando así, volveremos a intentarlo. Pero mientras tanto, te quiero lejos de mí. Tienes permiso para acostarte con quien quieras" —dije, dándole forma a mi resolución, aunque el alivio que esperaba no llegara.
—"Eso no lo acepto. ¿Una semana separando sin hacer nada con nadie?" —preguntó, su voz elevándose con incredulidad.
—"Muy bien, una semana" —respondí, sintiendo una mezcla de valentía y desasosiego.
—"Pero por lo menos dame un beso para irme con tu sabor en mis labios" —insistió, su tono entrelazando súplica y deseo.
No tuve tiempo de responder antes de que acercara su rostro, tomando la parte de atrás de mi cabeza y chocando sus labios contra los míos. Fue un beso lleno de amor, un beso que no buscaba consumar una despedida, sino transmitir un mensaje que ambos entendíamos. Era un anhelo que coría profundamente, un adiós temporal cargado de promesas.
—"Te amo, Ángela, y te voy a amar siempre. Eso nunca lo dudaré" —susurró, su voz siendo el baluarte de su sinceridad.
—"Nunca lo he dudado, y yo también te amo" —respondí, sintiendo cómo la tristeza y el amor se entrelazaban en un abrazo que me dejaba vacía.
Cuando finalmente se apartó, observé cómo se alejaba, llevándose una parte de mí que aún no sabía si podría recuperar. La puerta se cerró tras él, y en ese instante, el silencio llenó la habitación.
Ahora, en esa soledad, me quedaba enfrentar mis propios pensamientos, mis propias inseguridades. Una semana. Solo una semana para reflexionar sobre lo que era el amor, el sacrificio y el valor de dejar ir.
Y mientras miraba las sombras danzar en el cuarto, supe que ese sería el momento más decisivo de nuestras vidas. ¿Podríamos salir adelante, o el tiempo solo nos separaría más? La respuesta estaba por llegar, y aunque el futuro se sentía incierto, había una chispa de esperanza que me decía que, en algún lugar, posiblemente todo podría salir bien.
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DESTRUCCIÓN © {2}
AçãoÁNGELA CRANE Dicen que después de la tormenta llega la paz, pero en mi vida es después de la paz llega la guerra. Conmigo hagan lo que quieran, pero si tocan a mi hija, se armará la puta guerra. CONNOR TYNES Mientras viva, nadie en este mundo se atr...