💣Capítulo 42💣

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ÁNGELA

EN LA HABITACIÓN DE HOTEL

Estaba mirándola, con mi pistola apuntando a su frente. Sus ojos se abrieron de par en par al revelar su verdadera identidad, y en ese momento, me di cuenta de cuán profunda era la infestación de su traición.

—¿Cómo? —balbuceó, su voz temblando, mientras su mirada se llenaba de incredulidad.

—Tu obsesión por mi hombre te arruinó —contesté, la rabia y el dolor mezclándose en mis palabras. No podía dejar que se escapara de esto tan fácilmente.

Connor, que estaba a su lado, se acercó a Isabel sin que ella pudiera reaccionar. Con un movimiento rápido, le inyectó algo en el brazo. Me acordé de cómo fue nuestro primer encuentro, el momento en que conocí su lado oscuro y protector al mismo tiempo. Era el mismo Connor que había jurado protegerme, y ahora eso era más evidente que nunca.

Isabel cayó inconsciente, y Connor la atrapó en sus brazos antes de que cayera al suelo, colocándola con cuidado en la cama. Con un suspiro de alivio, guardé mi pistola, sintiendo que una parte de mí se aliviaba al verla incapaz de amenazarnos.

Connor se giró hacia mí con una sonrisa en los labios, y no pude evitar sentir un escalofrío de emoción recorrerme.

—Acabas de llamarme "tu hombre" —dijo, riendo, su voz llena de un matiz travieso.

Se acercó a mí, su mirada intensa y cálida, apunto de besarme, pero en el último momento, giré la cabeza, recordando la traición de esos días pasados.

—Cuando te cepille, puedes besarme. Aún no se me olvida que la besaste —dije, un tono de desafío en mi voz, tratando de mantener la compostura.

Su mano subió a mi cabello, tejiéndose en mis mechones y apretando un puño. Sin previo aviso, giró mi cabeza para obligarme a mirarlo a los ojos.

—Todo esto lo hice porque así lo quisiste tú. A mí tampoco te gustó besar otros labios que no sean los tuyos —murmuró, su voz cargada de sinceridad, y antes de que pudiera responder, chocó sus labios con los míos.

Era un beso salvaje, lleno de deseo y rencor acumulado. Estos días separados habían sido terriblemente duros, y ese instante se sintió como la culminación de toda nuestra tensión.

Me despegué de sus labios, sintiendo una sonrisa florecer en mi rostro de forma involuntaria.

—Déjame decirte que si te retiras de la mafia, eres muy bueno en la actuación —dije, riendo al pensar en lo que acabábamos de pasar.

Él soltó una risa suave, pero vi la seriedad brillar en su mirada.

—Eres muy chistosa, Ángela, pero no te voy a perdonar que estuviéramos estos días separados —dijo, su tono juguetón contrastando con la sinceridad en sus ojos.

Sabía que era parte del plan, y aquel era un recordatorio de la tensión que habíamos vivido. Sin embargo, no podía dejar que eso nos separara nuevamente. Tenía que demostrarle que todo lo que había hecho había valido la pena.

—No puedo evitarlo, Connor. Hice lo que tenía que hacer —respondí, sintiendo la mezcla de emociones que me envolvían.

La habitación era un refugio cargado de historias y secretos; todos los desafíos que habíamos enfrentado parecían llevarnos hacia este momento. Sabía que la batalla estaba lejos de terminar, pero al menos, había recuperado lo más valioso: a Connor a mi lado.

—De ahora en adelante, no dejaré que nada ni nadie nos separe —le prometí, sosteniéndolo firmemente por el brazo mientras su mirada encontraban mis ojos.

La historia entre nosotros no había hecho más que comenzar, y con Isabel incapacitada, sabía que teníamos la oportunidad de tomar el control de nuestras vidas.

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