ÁNGELA
Habían pasado algunos meses desde que el eco de la última bala se había disipado. La guerra que había consumido nuestras vidas durante tanto tiempo se había convertido en un recuerdo lejano, algo que apenas mencionábamos, excepto en momentos de reflexión profunda. Pero de ese caos, habíamos emergido más fuertes, más poderosos. Y ahora, desde la seguridad de nuestra nueva vida, nos encontrábamos en la cima.
Estaba de pie frente a una ventana enorme en nuestra mansión, observando las luces de Moscú extenderse más allá del horizonte, una ciudad que ahora nos pertenecía. Connor y yo habíamos hecho lo impensable: habíamos unificado las dos mafias más poderosas de Rusia. Los que alguna vez se nos opusieron ahora nos rendían homenaje, y los que intentaron destruirnos habían sido eliminados o sometidos. Controlábamos el territorio de costa a costa, desde los rincones más oscuros hasta los centros de poder más imponentes.
Pero lo que me llenaba de una calma que no había sentido antes no era el poder, ni la riqueza, ni la influencia. Era lo que llevaba en mi interior.
Pasé una mano por mi vientre, ya redondeado por el embarazo. Connor aún no lo sabía, aunque sospechaba algo. No había dicho nada, pero yo podía ver cómo me observaba, como si ya lo intuyera, como si supiera que algo más grande estaba en camino. Esta vida que crecía dentro de mí era nuestra victoria más grande, el símbolo de un futuro que ya no estaría manchado de sangre.
Me di la vuelta al escuchar los pasos de Connor acercándose. Su figura, fuerte y segura como siempre, llenó la habitación con una presencia que me hacía sentir más fuerte aún. Me miró, y por un instante, sus ojos se fijaron en mi vientre antes de subir a encontrarse con los míos. Sí, lo sabía.
—Todo está en calma —dijo, su voz baja pero cargada de satisfacción— La reunión con los jefes fue mejor de lo que esperaba. Nadie se atreverá a desafiar lo que hemos construido.
Asentí, sabiendo que tenía razón. Habíamos hecho lo que parecía imposible. Los antiguos enemigos, ahora aliados o subyugados, aceptaban nuestro control. No había rivales que pudieran enfrentarnos. Con Sofía manejando operaciones clave en Siberia y nuestros hombres extendiendo nuestra influencia, habíamos tomado el control absoluto de Rusia. Desde los bajos fondos hasta los círculos más altos del poder político, todo nos pertenecía.
—Lo hemos logrado —dije, con una sonrisa pequeña pero llena de orgullo— Pero hay algo más que quiero decirte.
Connor frunció el ceño, acercándose con curiosidad. Tomé su mano y la llevé a mi vientre, dejándola descansar allí. Sus ojos se abrieron un poco más cuando sintió el leve movimiento bajo su palma.
—Ángela... —susurró, su voz temblando por un momento con una mezcla de sorpresa y emoción—. ¿Estás...?
—Sí —respondí antes de que pudiera terminar la pregunta— Vamos a tener otro hijo.
Por un instante, todo el poder, la violencia y el control quedaron en segundo plano. Connor, el hombre que había sido mi compañero en la batalla, ahora estaba aquí, sintiendo la vida que habíamos creado juntos. Sus manos permanecieron en mi vientre, y en ese breve silencio, sentí la conexión más profunda entre nosotros. No éramos solo los líderes de las mafias más poderosas, no éramos solo guerreros. Éramos una familia.
—Esto cambia todo —dijo finalmente, su voz suave, pero con una determinación que solo él podía tener.
—Sí —repliqué— Y, a la vez, no cambia nada. Lo construimos para esto, para Alaia y para este bebé. Para que tengan un futuro diferente. Un futuro que no esté lleno de la sangre que nosotros derramamos.
Connor asintió, y vi en sus ojos la misma determinación que me había enamorado de él desde el principio. No se trataba solo de mantener nuestro imperio, sino de proteger lo que habíamos construido para nuestra familia. Habíamos hecho todo esto para asegurar que Alaia y nuestro futuro hijo nunca tuvieran que pelear las mismas guerras que nosotros.
Desde la sala principal, se escuchó la voz de Sofía. Siempre eficiente, siempre al mando de lo que necesitábamos. Entró en la habitación, con ese aire de confianza que nunca abandonaba, y aunque sabía que estaba ahí para reportar algo, al ver la expresión en nuestros rostros, sonrió.
—¿Es lo que creo? —preguntó, con una chispa de alegría en sus ojos.
—Sí, Sofía —respondí, devolviéndole la sonrisa— Otro miembro se unirá a nuestra familia.
Sofía asintió, como si ya lo hubiera sabido. —Entonces, tendremos que asegurarnos de que todo esté en orden. Nadie puede amenazar esto.
—Nadie lo hará —dije, y mi voz estaba cargada de una convicción inquebrantable.
Desde ese día, todo había cambiado, pero también todo seguía igual. Éramos los dueños de un imperio, una fuerza imparable, y ahora teníamos algo aún más valioso que proteger. Controlábamos Rusia, las mafias más poderosas estaban bajo nuestro dominio, pero nada de eso se comparaba con lo que vendría.
Mientras miraba a Connor y sentía la vida crecer en mi interior, supe que habíamos ganado más que poder. Habíamos ganado un futuro.
Hasta aquí esta hermosa historia🥺. Muchas gracias por el apoyo que me han dado; espero que les haya gustado. Muchas gracias por todo❤️
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DESTRUCCIÓN © {2}
ActionÁNGELA CRANE Dicen que después de la tormenta llega la paz, pero en mi vida es después de la paz llega la guerra. Conmigo hagan lo que quieran, pero si tocan a mi hija, se armará la puta guerra. CONNOR TYNES Mientras viva, nadie en este mundo se atr...