ÁNGELA
Claro que me estaba lastimando con su mano en mi barbilla, y yo no era una mujer que aguantaría eso de ningún hombre, sin importar que fuera mi esposo, el hombre que amaba.
—"¡Dije que me suelte!" —grité, sintiendo que la ira sobrepasaba cualquier otro sentimiento.
—"No lo haré" —respondió, su voz firme, casi desafiadora.
Entonces, acercó su cara a la mía, y en ese momento, el aire se volvió pesado.
—"Eres mía, Ángela, solo mía" —dijo, su tono cargado de posesividad y celos.
Me besó, pero yo no respondí al beso. Cuando aflojó su agarre de mi barbilla, me alejé, tratando de recuperar un poco de mi espacio.
Él me miró, los destellos de enojo en sus ojos eran inconfundibles.
—"Llevamos años y nunca me habías rechazado un beso" —dijo Connor, su voz un murmullo lleno de confusión y frustración.
—"No puedes esperar que te pase por gracia lo qué haces" —respondí, tratando de mantener la calma a pesar de que por dentro estaba en llamas.
—"Bien, no lo espero, pero ahora voy a ir a pegarle un tiro a ese cabrón" —dijo. La amenaza en su voz me heló la sangre.
—"Y yo no voy a permitir eso. Te dejé hacer estupideces en el pasado, pero ahora no. Tenemos un enemigo fuerte como para estar escuchando tu escena de celos" —dije, sabiendo que era la verdad. La situación había escalado más allá de lo que había imaginado.
—"Entonces, ¿mis celos son estupideces? Si me voy a follar a otro, ¿eso no importa, verdad?" —replicó, su tono lleno de sarcasmo y dolor.
—"Haz lo que quieras, Connor. No tengo cabeza para nada en este momento"—respondí, tratando de mantener la compostura mientras un torbellino de emociones me arrasaba.
Intenté caminar, pero él volvió a ponerse en medio de mi camino, su presencia imponente deteniéndome.
—"No me amas, eso es lo que pasa. Dímelo a la cara, Ángela, dime que ya no quieres nada conmigo" —dijo, el dolor en su voz resonando en mis oídos.
—"¡Claro que te amo!" —exclamé, sintiendo que el dolor y la frustración se desbordaban—. Pero no voy a aguantar esto. ¡Quiero que te vayas de mi casa!
—"Muy bien, Ángela. Si eso es lo que quieres, me iré, pero volveré. No por ti, pero no te olvides de que tenemos una hija y no me alejaré de ella" —dijo, que la resignación se asomaba en su voz.
—"Cuando confíes en mí, búscame. Porque ya no estamos en el pasado para que andes matando por celos. Y si le pasa algo a Nicolás, yo misma te mataré con mis propias manos" —dije, el fuego en mí se encendía aún más.
—"Veo que cada vez que hablas, me confirmas que te lo está follando" —dijo, la desesperación colisionando en su tono.
—"Si me lo estoy follando, no te importa. Desde hoy, tú y yo no somos nada. Ahora mismo no puedo darte el divorcio, pero en cuanto salga de este problema, mi abogado te llamará" —respondí, sintiendo que la decisión me liberaba de alguna manera.
—"Bien, Ángela. Acepto. Desde hoy eres libre para irte a follar con cualquiera, y yo también haré lo mismo" —dijo, su tono lleno de resentimiento.
Las palabras flotaron en el aire entre nosotros, pesadas, llenas de una carga emocional que ninguno de los dos podía ignorar. La atmósfera se volvió eléctrica, y aunque sabía que esto era lo que quería, el dolor de la separación se sentía como un eco ensordecedor en mi corazón.
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DESTRUCCIÓN © {2}
ActionÁNGELA CRANE Dicen que después de la tormenta llega la paz, pero en mi vida es después de la paz llega la guerra. Conmigo hagan lo que quieran, pero si tocan a mi hija, se armará la puta guerra. CONNOR TYNES Mientras viva, nadie en este mundo se atr...