ÁNGELA
Llegué a la casa de seguridad con Connor. La tensión en el aire era palpable, y mi mente giraba en mil direcciones. Me apresuré a sentarme frente a él, sintiendo cómo la adrenalina aún corría por mis venas.
—"¿De verdad estás bien?" —pregunté, la preocupación pesando como un yugo en mi pecho. Mis manos temblaban ligeramente mientras le revisaba.
—"Sí, solo fue en el chaleco" —respondió, intentando sonar despreocupado, pero podía detectar la mueca involuntaria en su rostro. Su mirada reflejaba tanto calma como incertidumbre.
Observé cuidadosamente su torso, y aunque no había sangre ni lesiones visibles, mi instinto me decía que debía ser más cuidadosa.
—"Connor, necesitas decirme si sientes algo raro. No podemos arriesgarnos"—insistí, sintiendo cómo el nudo en mi estómago se apretaba con cada palabra.
—"Estoy bien, de verdad" —insistió él, pero podía ver que también él sentía el peso del peligro inminente.
—"Tenemos que tener cuidado, Connor. Esto es más arriesgado de lo que creía"—dije, dejando escapar un suspiro. La realidad nos golpeaba a ambos y no podía ignorarlo.
—"Lo bueno es que estamos bien, no te preocupes" —dijo, tratando de esbozar una sonrisa. Pero su mirada delataba lo contrario; había angustia oculta detrás de la capa de optimismo.
—"Lo sé, pero Connor, esto es preocupante. ¡Necesitamos actuar ya!" —exclamé, sintiendo que el tiempo se desgastaba como un reloj de arena. La amenaza de Osvaldo no se iba a desvanecer por sí sola.
—"¿Y qué vamos a hacer? Ese tal Osvaldo es un fantasma"—respondió, y podía notar que su voz se crispaba por la frustración y la impotencia. La desesperación empezaba a tomar control de nuestra situación.
Miré hacia la ventana, donde la lluvia comenzaba a caer. Era el momento de tomar decisiones difíciles.
—"Tenemos que ponerle una trampa. Él me quiere a mí, y yo haré que venga a mí" —dije, sintiendo cómo la determinación comenzaba a arder dentro de mí.
—"¿Qué piensas hacer, Ángela?" —preguntó, su curiosidad entremezclada con preocupación. Sus ojos se abrieron de par en par mientras trataba de procesar lo que había dicho.
—"Ponerme como carnada. Él no se imaginará que es una trampa" —respondí con firmeza, mi corazón latiendo con la convicción de que así era como debíamos proceder. Mi mente se llenaba de posibilidades y estrategias.
—"¿Y si te encuentra antes de que podamos atraparlo?" —su pregunta era válida, un escalofrío recorrió mi espalda al imaginarlo.
—"Si lo hago bien, no tendrá forma de saberlo. Lo atraeré con algo que él desee"—dije, recordando lo que sabía sobre él: su obsesión, su necesidad de control.
—"Está bien, Ángela, haremos lo que digas. Pero debes prometerme que tendrás cuidado. No puedo perderte" —dijo, su voz llena de emoción, lo que me llenó de una mezcla de ternura y determinación.
—"Te lo prometo" —contesté, viendo la intensidad en sus ojos. Era nuestra única opción, y sabía que a partir de ahora, cada paso que diera sería un peligro. Pero yo era fuerte, y lo haría por nosotros.
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DESTRUCCIÓN © {2}
AksiÁNGELA CRANE Dicen que después de la tormenta llega la paz, pero en mi vida es después de la paz llega la guerra. Conmigo hagan lo que quieran, pero si tocan a mi hija, se armará la puta guerra. CONNOR TYNES Mientras viva, nadie en este mundo se atr...