💣Capítulo 37💣

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CONNOR

Tres días después.

Habían pasado tres días desde la última vez que vi a Ángela y mentiría si no dijera que la extraño. Es una sensación extraña, como si un eco persistente resonara en mi mente, recordándome su risa y aquellas conversaciones interminables. Pero hoy, sin embargo, estaba desayunando con Carol, lo que complicaba aún más mis pensamientos.

—"Todavía no puedo creer cómo es que siempre terminamos en el mismo lugar" —dije, rompiendo el silencio que había comenzado a sentirse incómodo entre nosotros.

—"Eso es un plan de la vida" —me respondió, una sonrisa traviesa jugando en sus labios.

La miré, midiendo cada palabra con cuidado. Carol siempre había sido un enigma para mí, una mezcla de diversión y desafío. Me acerqué a ella, estando a centímetros de su boca, sintiendo el calor de su cercanía.

—"No será que tú estás enamorada de mí y me estás acosando" —dije, intentando mantener un tono ligero, pero la intensidad del momento pesaba en el aire.

Ella se acercó más, su aliento rozando mi piel, y podía sentir sus labios casi tocando los míos. Su mirada, una mezcla de desafío y interés, me paralizó.

—"Me declaro culpable" —dijo, con un guiño que hizo que mi corazón latiera más rápido.

Sus ojos bajaron a mis labios, y cuando intentó acercarse, me alejé de ella, casi instintivamente. Las confusiones y las emociones enredadas creaban una telaraña en mi mente.

—"¿Qué es lo que quieres de mí?" —pregunté, intentando tomar el control de la conversación.

—"Una noche contigo" —respondió, con una confianza que me hizo dudar.

—"Sabes que eso no lo puedo hacer" —dije con firmeza, aunque mi voz tembló un poco.

—"Es solo una noche, te juro que no te arrepentirás" —insistió, sus ojos brillando con una mezcla de seducción y desafío.

—"Muy bien, una noche y me dejarás en paz" —dije, sintiendo cómo mi resolución comenzaba a desvanecerse.

En el fondo, sabía que esta decisión podría complicar aún más las cosas. Con cada latido de mi corazón, un nuevo dilema se gestaba en mi mente. ¿Realmente estaba listo para esto? Las imágenes de Ángela vinieron a mí de nuevo. ¿Era esta la forma en que quería lidiar con el vacío que ella había dejado?

Carol sonrió, satisfecha con mi respuesta, pero una parte de mí seguía debatiéndose entre el deseo y la lealtad. La vida nunca había sido simple, y aquel momento me recordaba que el amor y el deseo a menudo iban de la mano, pero no siempre eran la misma cosa.

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