💣Capítulo 40💣

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CONNOR

Apenas encendí las luces de la lámpara de la noche, la habitación se iluminó con un suave resplandor que realzaba la sensualidad del momento. Sin pensarlo dos veces, tomé a Carol de la cintura y la cargué, llevándola a la cama.

—"Dios, no sabes cuánto soñé esto" —dijo ella, envolviendo sus piernas en mi cintura, mientras me miraba con esos ojos llenos de fuego.

—"Lo tendrás, corazón, no te preocupes" —le respondí, sintiéndome más confiado a medida que me sumergía en la atmósfera.

La coloqué suavemente sobre la cama y, en un instante, ella intentó besarme. No dudé en responder con pasión, devorando sus labios, sintiendo cómo la energía entre nosotros crecía. Me despejé un poco para mirarla a los ojos, disfrutando de la conexión que se había formado.

—"Besas muy bien" —dijo, su voz llena de deseo.

—"Lo mismo digo" —le respondí con una sonrisa, sintiéndome invadido por una mezcla de emoción y adrenalina.

Mientras estaba ahí, decidí quitarle cualquier accesorio que pudiera tener y bajé su vestido con delicadeza. Tenía que estar seguro de que no había nada escondido, nada que pudiera poner en riesgo la situación. Pero en el fondo, mi mente estaba centrada en ella y en lo que estaba a punto de suceder.

—"Bésame, ¡soy tuya, Connor!" —exclamó, llevándome de nuevo al instante.

Pero justo en ese momento, la puerta del baño se abrió, inyectando luz en el cuarto y revelando a Ángela, con una pistola apuntando directamente hacia nosotros.

—"Lamento interrumpir tan hermosas declaraciones, pero debe saber que me iba a aburrir ahí adentro escuchándolo follar" —dijo con un tono que dejaba claro que no estaba dispuesta a dejar que las cosas se desarrollaran sin decir algo.

Carol la miró con ojos desorbitados y se levantó, claramente en shock.

—"Tú y él no son nada. No seas una mujer celosa y patética" —respondió Carol, el desafío en sus palabras marcando la tensión en el aire.

Ángela soltó una risa burlona y se acercó a mí, mirándome de arriba abajo, como si estuviese evaluando la situación.

—"Te perdono que la hayas besado, pero eso no era parte del plan" —dijo, su voz calmada pero llena de reproches.

—"¿Qué plan?" —gritó Carol, con incredulidad en su voz, todavía tratando de entender la complejidad de lo que estaba sucediendo.

—"Mi amor, tenía que hacerlo para que ella no sospechara" —contesté, tratando de explicarle mi lógica a Ángela.

Ángela se giró hacia Carol, quien ahora nos miraba con una expresión de confusión y desafío.

—"Perdón por la mala educación, Carol, o más bien, tendría que decir Isabel Castillo" —dijo Ángela, revelando algo que probablemente no esperaba.

El peso de la declaración quedó suspendido en el aire, y el caos que había comenzado entre nosotros se tornó aún más intenso.

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