HANNAHMe desperté con el recuerdo del beso de anoche aún fresco en mi mente. Mientras me preparaba para el día, cada movimiento me parecía teñido de la emoción y la confusión que Jude había despertado en mí. No podía sacármelo de la cabeza: su mirada intensa, su voz suave, el modo en que sus labios se sintieron contra los míos.
Estaba en casa, en mi habitación, tratando de concentrarme en las tareas cotidianas, pero mis pensamientos seguían volviendo a él. Decidí salir a correr para despejar mi mente. Necesitaba claridad y aire fresco para ordenar mis sentimientos.
Mientras corría, mi teléfono vibró en mi bolsillo. Me detuve, jadeando ligeramente, y vi que era un mensaje de Jude.
Le respondí de inmediato, acordando encontrarnos en Valdebebas, el complejo de entrenamiento del equipo, donde sabía que tendría un poco de privacidad. Llegué al lugar con los nervios a flor de piel, sin saber exactamente qué esperar.
Jude ya estaba allí, esperándome en un banco apartado. Me acerqué despacio, intentando calmar el torrente de emociones que amenazaba con desbordarse. Nos saludamos con una sonrisa tímida y nos sentamos.
—¿Qué tal el entrenamiento? —pregunté, tratando de sonar casual.
Jude me miró con una ceja levantada, claramente viendo a través de mi intento de evitar el tema.
—Bien, como siempre —respondió, su voz cargada de una mezcla de diversión y paciencia—. Pero no pedí que vinieras hasta aquí para hablar del entrenamiento, Hanneli
Suspiré, sintiendo cómo el peso de la conversación que sabía que debíamos tener caía sobre nosotros.
—Lo sé, Jude. Es solo que... no sé por dónde empezar —admití, mirando mis manos.
—Podemos empezar por lo de anoche —sugirió, inclinándose hacia adelante, su expresión seria pero comprensiva.
Antes de que pudiera responder, escuchamos una risa familiar acercándose. Vini apareció de repente, con una sonrisa pícara en su rostro.
—¡Eh, chicos! ¿Qué están haciendo aquí tan solos? ¿Otra cita secreta? —bromeó, dándonos una mirada de complicidad.
Sentí que mis mejillas se calentaban y miré a Jude, quien se encogió de hombros con una sonrisa divertida.
—Vini, no es lo que piensas —intenté decir, pero él solo se rió más fuerte.
—Claro, claro. Solo digo que si van a seguir con estos encuentros románticos, al menos inviten a los amigos, ¿no? —dijo, guiñándonos un ojo antes de alejarse, todavía riéndose.
Justo cuando pensaba que la interrupción había terminado, apareció Camavinga, con una sonrisa aún más amplia.
—¡Vini tiene razón! —dijo, acercándose a nosotros—. No nos dejen fuera de la diversión. ¿Cuándo es la boda?
ESTÁS LEYENDO
Bajo las Luces del Estadio: Entre Goles y Corazones Rotos
FanficEs una historia de amor que explora cómo dos personas de mundos aparentemente diferentes pueden encontrar el uno en el otro la autenticidad y el amor verdadero que siempre han buscado.✨