...errores...

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HANNAH

Estaba en la habitación del hotel de Miami, tumbada en la cama con las piernas cruzadas y el teléfono en la mano. La luz tenue de la lámpara de la mesita de noche proyectaba sombras suaves en las paredes. Sabrina estaba en la silla junto a la ventana, con una expresión pensativa mientras escuchaba mis palabras.

—No sé si deberías darle otra oportunidad, Hannah —dijo Sabrina, su tono era una mezcla de preocupación y duda—. Jude ha estado actuando extraño últimamente, y no quiero que te hagas ilusiones si las cosas no son lo que parecen.

Suspiré, pasando la mano por mi cabello mientras intentaba ordenar mis pensamientos. Las palabras de Sabrina resonaban en mi mente. No era fácil ignorar el cariño y la conexión que sentía por Jude, pero entendía de dónde venía su preocupación.

—Lo sé, Sabri —respondí, intentando sonar más segura de lo que me sentía—. Pero también tengo que ser honesta conmigo misma. Jude ha sido una parte importante de mi vida, y lo que siento por él no desaparece de la noche a la mañana.

Sabrina se levantó y se acercó, sentándose al borde de la cama. Me miró con una mezcla de afecto y seriedad.

—Solo quiero que estés segura de que no estás idealizando a Jude o esperando algo que no está dispuesto a darte —dijo—. Cada vez que le preguntamos si viene solo, cambia de tema. Y cuando nos vamos, él se queda esperando

Me detuve en seco, el peso de sus palabras me hizo cuestionar aún más mis sentimientos. No había notado esos detalles con claridad, pero ahora que lo mencionaba, tenía sentido que algo no estuviera bien. Me mordí el labio, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza.

—Es verdad —admití—. A veces me pregunto por qué actúa así. No puedo evitar preguntarme si hay algo más que no me está diciendo.

Sabrina asintió, su expresión suavizándose un poco. Su preocupación venía de un lugar de amistad y amor genuinos, y eso lo sentía.

—Quisiera que vuelvas a ser feliz con Jude —dijo—, pero no quiero volverte a ver sufrir por él. Tienes que protegerte y asegurarte de que cualquier decisión que tomes no te cause más dolor.

Me recosté en la almohada, sintiendo una mezcla de alivio y angustia. Las palabras de Sabrina me ayudaban a ver las cosas desde una perspectiva más clara, pero la incertidumbre seguía allí, nublando mi mente. Al final del día, solo el tiempo diría si Jude y yo podríamos superar los obstáculos que se interponían en nuestro camino.

—Gracias, Sabri —dije suavemente—. Aprecio mucho tu apoyo y tus consejos.

Sabrina sonrió y me dio una ligera palmadita en la mano. Se levantó y caminó hacia la puerta, dejándome sola con mis pensamientos. Mientras miraba por la ventana de la habitación, el horizonte de Miami se extendía ante mí, una vista que parecía prometer nuevas posibilidades, pero también recordaba los desafíos que enfrentaba.

Tomé una respiración profunda, sabiendo que lo único que podía hacer era seguir adelante con el corazón abierto, dispuesta a enfrentar lo que viniera, ya sea con Jude o sin él.

_ _ _

La mañana siguiente llegó con un sol radiante que prometía un día perfecto. Me desperté temprano, esperanzada de que Jude pudiera aparecer, pero a medida que pasaron las horas, me di cuenta de que no lo vería. Sabrina, Juan y Alex ya estaban listos para nuestro plan del día, una lancha que nos llevaría a explorar un poco más de Miami.

Nos reunimos en el puerto, y el ambiente estaba lleno de energía. Las risas y el bullicio del lugar creaban una atmósfera vibrante que me ayudó a distraerme de las preocupaciones que había tenido la noche anterior. Aunque no había visto a Jude, traté de disfrutar el día al máximo.

Bajo las Luces del Estadio: Entre Goles y Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora