...un futuro juntos...

237 12 0
                                    




HANNAH

Han pasado dos días desde que vi a Jude en persona, y aunque hemos mantenido nuestra rutina de videollamadas nocturnas, siento que la distancia ha hecho que los momentos compartidos se alarguen más de lo habitual. Me acomodé en la cama, encendí mi teléfono y esperé a que Jude se conectara. Cuando la pantalla se iluminó con su rostro, noté de inmediato que algo no estaba del todo bien.

—Hey, Jude— dije con una sonrisa cálida, tratando de mantener la conversación ligera.

—Hola, Hannah— respondió él, pero su tono sonaba un poco forzado. Aunque su sonrisa estaba ahí, había algo en su mirada que me parecía diferente, como si estuviera tratando de ocultar algo.

—¿Todo bien?— pregunté, notando que parecía un poco más nervioso de lo habitual. —Parece que tienes algo en mente.—

Jude se rascó la nuca, un gesto que solía hacer cuando estaba incómodo. —Sí, todo está bien. Solo... he tenido un día bastante agitado.—

Intenté mantener la conversación fluida, hablando sobre cosas triviales para ayudarlo a relajarse, pero él seguía distraído. Sus respuestas eran cortas, y cada vez que intentaba profundizar en algún tema, notaba que cambiaba de dirección rápidamente.

—¿Hay algo específico que te preocupa?— insistí, tratando de no sonar demasiado inquisitiva. —Parece como si estuvieras guardando un secreto.—

Jude respiró hondo y, aunque intentó sonreír, sus ojos no reflejaban la misma confianza de siempre. —No es nada grave, en serio. Solo cosas que tengo que resolver.—

La conversación continuó, pero el nerviosismo de Jude no se desvaneció. A medida que avanzaba la llamada, me resultaba difícil no notar que había algo que no me estaba diciendo. Aunque intentaba disfrutar del tiempo que pasábamos juntos, la inquietud por el secreto que parecía estar escondiendo pesaba en mi mente.

Cuando finalmente dijimos nuestras buenas noches y colgamos, me quedé en la cama con la sensación persistente de que Jude estaba ocultando algo. La noche se alargó mientras pensaba en lo que podría estar pasando, esperando que el próximo día trajera alguna pista o, mejor aún, una conversación sincera que aclarara todo.





JUDE

La llamada con Hannah terminó y, aunque traté de ocultarlo, sentía un alivio inmenso al colgar. Había estado nervioso durante toda la conversación, intentando mantener una fachada tranquila mientras mi mente estaba llena de la sorpresa que había planeado para ella. Había pasado días organizándolo todo, y la idea de revelárselo al día siguiente me tenía con un nudo en el estómago.

Me tumbé en la cama, dejando escapar un suspiro profundo mientras miraba el techo. Mi mente se inundó con recuerdos de las últimas semanas y de lo importante que era para mí hacer de esta sorpresa algo especial. Pensé en la expresión de Hannah cuando descubriera lo que le tenía preparado. La forma en que se había dado cuenta de mi nerviosismo y cómo había insistido en que le contara lo que pasaba me hizo sonreír agridulcemente.

Sabía que no había sido tan abierto como de costumbre durante la llamada. Mi intento de desviar la conversación y evitar hablar de cualquier cosa profunda solo había aumentado su preocupación. Me sentía mal por no haberle contado la verdad, pero quería que el día siguiente fuera una verdadera sorpresa, sin pistas de lo que estaba por venir.

Mientras me acomodaba en la cama, traté de calmarme y recordar que todo lo que había hecho había sido por ella. El nerviosismo que sentía no era solo por ocultar el secreto, sino también por la emoción de ver su reacción. Pronto, todo se revelaría y esperaría que la sorpresa hiciera que todo el esfuerzo valiera la pena.

Bajo las Luces del Estadio: Entre Goles y Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora