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HANNAH

Han pasado dos semanas desde que llegué a Nueva York, y hoy es el gran día: la pasarela de Dior. Aunque no soy una modelo, estar aquí como invitada es un sueño hecho realidad. La ciudad está vibrante y llena de vida, y el evento promete ser deslumbrante.

Después de llegar al lugar, me encuentro rodeada de un bullicio elegante. La sala está adornada con detalles sofisticados, y el desfile ha comenzado. Me siento en una de las primeras filas, ansiosa por ver las creaciones de Dior y el espectáculo en sí. El ambiente está cargado de energía y sofisticación.

Mientras disfruto del desfile, no puedo evitar sentirme emocionada por lo que está ocurriendo. Cada modelo que pasa por la pasarela lleva algo realmente impresionante, y me siento inspirada por la elegancia y la creatividad que estoy viendo.

De repente, noto una figura conocida en el área VIP. Me acerco con nerviosismo y confirmo que es Hailey Bieber. Con el corazón acelerado, me armo de valor y me dirijo hacia ella.

—¡Hola, Hailey! —digo, intentando sonar natural.

Ella me sonríe y responde con su característico encanto:

—¡Hola! Es genial conocerte Hannah. ¿Cómo estás disfrutando del desfile?

—Es impresionante —le digo, con una sonrisa—. Nunca pensé que estaría aquí, y ver la colección en vivo es increíble. Además, me encantaría saber más sobre tu experiencia en eventos como este.

Hailey ríe suavemente.

—Siempre es emocionante, aunque un poco abrumador a veces. Pero es parte del encanto, ¿verdad?

Mientras hablamos, un chico se acerca a mí. Es Leonardo, a quien conocía de nombre pero nunca había tenido la oportunidad de conocer en persona.

—¿Hannah? —me pregunta, con una sonrisa amigable—. ¡Qué bueno verte aquí!

—¡Leonardo! —exclamo, aliviada de ver una cara conocida—. ¿Cómo has estado?

—Muy bien, gracias. Este desfile es algo más, ¿no? —dice mientras ambos volvemos a observar la pasarela. Luego, con un toque de picardía, agrega—: No puedo evitar notar lo bien que te ves esta noche. El vestido te queda increíble.

Me sonrojo un poco, sorprendida por el cumplido. Leonardo parece notar mi reacción y continúa con su coqueteo.

—Y si me permites decirlo, creo que el evento se ve aún mejor contigo aquí.

—Oh, gracias —digo, tratando de mantener la conversación ligera—. Es un honor estar aquí y ver todo esto en vivo. ¿Y tú? ¿Cómo ha sido tu experiencia en eventos como este?

Leonardo sonríe, acercándose un poco más.

—Bueno, la verdad es que nunca me había encontrado con alguien tan encantadora como tú en estos eventos. Creo que he tenido un día aún mejor desde que te vi.

Me doy cuenta de que su tono es más personal y seductor. Intento mantener la compostura, pero no puedo evitar sentirme un poco incómoda.

—Eso es muy amable de tu parte, Leonardo. —digo, forzando una sonrisa—. Estoy segura de que tienes muchas historias interesantes de eventos como este.

—Oh, muchas, sin duda. Pero prefiero escuchar más sobre ti —responde, mirando directamente a mis ojos—. ¿Qué te trae por aquí esta noche, además de disfrutar del desfile?

Su actitud comienza a ponerme nerviosa. Mientras trato de disfrutar la conversación, me doy cuenta de que su coqueteo es bastante evidente. Me siento un poco incómoda, pero intento no mostrarlo.

Bajo las Luces del Estadio: Entre Goles y Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora