...Always together...

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HANNAH

Después de una semana llena de emociones, el domingo se perfilaba como un día perfecto para descansar. La luz del sol entraba suavemente por las ventanas, llenando la sala con un cálido resplandor. Jude y yo habíamos decidido tomarnos el día para relajarnos en casa. La idea de pasar una tarde tranquila viendo películas, sin preocupaciones, era justo lo que ambos necesitábamos.

Estábamos acurrucados en el sofá, cubiertos con una manta, mientras en la televisión pasaba una comedia ligera que habíamos visto ya varias veces. Era uno de esos momentos simples pero perfectos, donde no se necesita nada más que la compañía del otro. Jude tenía su brazo alrededor de mis hombros, y yo estaba recostada contra su pecho, sintiéndome completamente en paz.

De repente, el sonido del teléfono rompió la calma. Jude estiró la mano hacia la mesa de café y tomó su celular, mirándolo con curiosidad.

—Es Fede —dijo, levantando una ceja y sonriendo antes de contestar—. ¿Qué tal, hermano?

Yo lo miré con una sonrisa, preguntándome qué quería Fede en un domingo tan tranquilo.

—¡Jude! —la voz de Fede resonó alegremente desde el otro lado de la línea—. ¿Qué haces hoy?

—Nada especial, solo descansando en casa con Hannah. ¿Qué pasa? —respondió Jude, dándome una mirada cómplice.

Escuché a Fede reírse suavemente antes de continuar.

—Bueno, estoy organizando una pequeña fiesta de cumpleaños para Benicio en casa. Es su tercer cumpleaños, y le encantaría que vinieras. Además, le hablé de ti, y está emocionado por conocerte.

La sonrisa de Jude se ensanchó al escuchar la invitación. Pude imaginarme a Benicio, el pequeño hijo de Fede, emocionado por la idea de tener a Jude en su fiesta de cumpleaños.

—¡Eso suena genial! —respondió Jude, lanzándome una mirada entusiasta—. Nos encantaría ir.

Le devolví la sonrisa, asintiendo en señal de aprobación. La idea de asistir a un cumpleaños infantil me parecía encantadora, y además, siempre era divertido pasar tiempo con los compañeros de equipo de Jude en un ambiente más relajado.

Jude terminó la llamada con Fede y se volvió hacia mí, con una expresión de satisfacción en su rostro.

—Fede está organizando una fiesta para su hijo Benicio. Nos ha invitado a ambos —dijo, mientras me acariciaba suavemente el brazo.

—¡Qué lindo! —respondí, imaginándome al pequeño Benicio—. Me encantaría ir. Además, suena como una buena manera de pasar el día.

—Sí, será divertido. Y Benicio parece ser un gran fanático del fútbol, así que estoy seguro de que estará emocionado de conocer a tantos jugadores —dijo Jude con una sonrisa.

Nos preparamos rápidamente para salir, cambiándonos de ropa y asegurándonos de llevar un regalo adecuado para el cumpleañero. Después de todo, no podíamos llegar con las manos vacías. Decidimos comprar un balón de fútbol especial para niños, con el escudo del Real Madrid y el nombre de Benicio grabado en él. Estaba segura de que le encantaría.

El trayecto hasta la casa de Fede fue corto. Durante el camino, Jude y yo hablamos sobre cómo sería la fiesta, y no pude evitar sentir una ligera emoción al pensar en la alegría que trae un cumpleaños infantil. Había algo tan puro y genuino en la felicidad de un niño celebrando su día especial.

Al llegar a la casa de Fede, fuimos recibidos por un ambiente cálido y acogedor. La casa estaba decorada con globos de colores y serpentinas, y en el jardín se podía ver una mesa llena de dulces y una gran torta de cumpleaños con temática de fútbol, adornada con el nombre de Benicio. La risa de los niños llenaba el aire, y la música alegre sonaba suavemente de fondo.

Bajo las Luces del Estadio: Entre Goles y Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora