Bajo las Luces del Estadio: Entre Goles y Corazones Rotos

...do not Cry my love...

HANNAH

Eran las 2 de la mañana y la terminal del aeropuerto estaba casi desierta, iluminada solo por las luces frías que se reflejaban en el suelo pulido. Me encontraba sentada en una de las sillas incómodas del área de espera, mirando el reloj y sintiendo cómo la ansiedad se mezclaba con la tristeza. Había pasado la última hora despidiéndome de mis padres, quienes trataban de ser fuertes aunque sus ojos reflejaban una preocupación que no podían ocultar.

La situación con Jude me había dejado exhausta emocionalmente. Después de todo lo que habíamos pasado, las dudas, los rumores, y las peleas, esta despedida se sentía como el final de una era. Me preguntaba si realmente era lo mejor o si estábamos simplemente rindiéndonos demasiado pronto.

De repente, vi a Jude atravesar las puertas automáticas de la terminal. Mi corazón dio un vuelco al instante al reconocer su figura. A medida que se acercaba, sentí una mezcla de alivio y dolor; era como si verlo allí, a pesar de todo, me diera un pequeño rayo de esperanza. Nuestros ojos se encontraron en un instante cargado de emoción, y, por un momento, el mundo alrededor de nosotros se desvaneció.

Me levanté de un salto, el corazón latiendo con fuerza en mi pecho mientras me dirigía hacia él. Jude, con su rostro pálido y sus ojos llenos de una tristeza que coincidía con la mía, sacó una pequeña cajita de su bolsillo. La abrió lentamente, revelando el collar que me había dado en mi cumpleaños. Era el mismo collar con el que me había prometido amor eterno, y verlo de nuevo provocó un torrente de emociones en mí.

—Este collar tiene un significado especial— dijo Jude, su voz temblando. —Nadie más puede tenerlo, porque tú eres la única dueña de mi corazón.—

Miré el collar y luego a Jude, la incredulidad pintada en mi rostro. —¿Nunca me dijiste que tenía significado?—

Jude asintió lentamente, las lágrimas comenzando a brotar de sus ojos. —Sí, es así. Tú debes tenerlo porque eres la única dueña de mi corazón. Perdóname si te lastime, yo tenía una promesa contigo y con Erick y la rompí pero perdóname,quédate hay que iniciar de cero o lo que quieras pero no me dejes—

La imagen de Jude llorando me rompió el corazón. Verlo así, tan vulnerable y quebrado, era algo que nunca había experimentado antes.

Me acerqué a él, tocando su rostro con ternura tratando de limpiar cada una de las lágrimas que derramaba, mientras mis ojos también se llenaban de lágrimas.

—No llores, mi amor—le dije, la voz quebrada por la emoción.

—Lo nuestro no lo cambiaría por nada. Aún te amo y lo seguiré haciendo. Nunca dudaré de ti, te creo, creo cada una de tus palabras, te creo todas las veces que me demostraste tu amor. Sé que no hablaste con ella. Yo también dije cosas sin pensar, y te perdono de verdad. Pero nos hicimos demasiado daño. Será mejor dejarlo así.—

Jude abrió la boca para decir algo, pero sus palabras se ahogaron en sollozos. Lo tomé por las mejillas y le di un último beso, un beso cargado de tristeza y amor. Nuestros labios se encontraron en una despedida final, sintiendo cómo el amor que compartimos se despedía con una intensidad desgarradora. Me aparté lentamente, viéndolo llorar mientras nuestras lágrimas se mezclaban en el aire frío de la terminal.

Me di la vuelta, el corazón roto y el alma pesada, mientras me dirigía hacia la sala de embarque. Cada paso me acercaba a una nueva etapa en mi vida, una sin Jude. Cuando miré por última vez, lo vi parado allí, inmóvil en medio de la terminal, llorando mientras me alejaba. La despedida había llegado, y con ella, una sensación de que estábamos dejando algo precioso atrás.

Las luces del aeropuerto se desdibujaron mientras me adentraba en la sala de embarque, mi mente llena de recuerdos y mi corazón aún gritando en dolor. La separación era inevitable, pero el amor y las emociones que habíamos compartido nunca desaparecerían, quedando como un eco en mi corazón.