"I love you"

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JUDE

Habían pasado cuatro largos días desde que Hannah y yo dejamos de hablarnos. Cuatro días de incertidumbre y arrepentimiento. Me había dado cuenta de lo inmenso que era el vacío que su ausencia había dejado en mi vida. No podía seguir así; necesitaba hablar con ella, disculparme y, sobre todo, decirle cuánto la extrañaba y lo mucho que significaba para mí.

Decidí que el parque donde solíamos ir juntos sería el lugar perfecto para nuestra conversación. Era un lugar especial para nosotros, lleno de recuerdos felices. Me tomé el tiempo para prepararlo todo. Había traído una manta para que pudiéramos sentarnos cómodamente y un pequeño paquete que contenía un regalo para ella. Estaba nervioso, pero sabía que debía enfrentar la situación con sinceridad y valentía.

Cuando Hannah llegó, la vi acercarse con pasos lentos, y mi corazón se aceleró. La tristeza en sus ojos era evidente, y el hecho de que ella se hubiera tomado el tiempo de venir me hizo darme cuenta de lo importante que era para mí. Me esforzaba por mantener la calma, pero por dentro, estaba desesperado por que ella supiera cuánto la extrañaba.

—Hannah —dije, intentando que mi voz no temblara—. Gracias por venir. Sé que no he sido el mejor en estos días y quiero disculparme.

Ella me miró en silencio, asintiendo lentamente. Sus ojos estaban llenos de una mezcla de dolor y esperanza, y eso me hizo sentir aún más culpable. Sabía que mis palabras eran sólo el primer paso para arreglar las cosas. No quería que el momento se llenara de promesas vacías, sino de una verdadera conexión y entendimiento.

—Quiero que sepas que lo que pasó fue mi culpa —empecé, sintiendo una presión en el pecho—. No debí dejar que mis celos y mis inseguridades se interpusieran entre nosotros. Me siento terrible por haberte hecho sentir insuficiente. Eso nunca fue mi intención.

Hannah bajó la mirada, y pude ver cómo la tristeza se reflejaba en su rostro. Quería hacer algo más para mostrarle cuánto significaba para mí. Saqué el pequeño paquete que había traído y se lo entregué.

—Este es para ti —dije, intentando sonar lo más natural posible—. Quiero que lo cuides y lo quieras tanto como yo te quiero a ti. Nunca debes sentirte menos de lo que eres. Para mí, eres todo lo que siempre había buscado y mucho más. No hay nada en el mundo que pueda compararse con lo que tengo contigo.

Hannah miró el paquete con curiosidad. Lo abrió con cuidado y, cuando vio al pequeño cachorrito de pelaje dorado, sus ojos se iluminaron. El perrito movía su cola con entusiasmo, como si supiera que estaba a punto de jugar un papel importante en nuestra reconciliación.

—Oh, Jude —dijo Hannah, con una sonrisa que empezaba a abrirse paso entre las lágrimas—. Es adorable.

—Sí —respondí, sintiendo una oleada de alivio—. Este cachorrito es un símbolo de lo que siento por ti. Quiero que sientas que puedes confiar en mí, así como yo confío en ti. Sé que a veces mis inseguridades pueden ser abrumadoras, pero quiero que sepas que nunca hay motivo para que te sientas insuficiente. Eres increíble tal como eres.

Hannah tomó al cachorrito en brazos, acariciándolo suavemente. El perrito parecía disfrutar de la atención y se acurrucó en su regazo. La vi sonreír mientras lo observaba, y su sonrisa fue como un bálsamo para mi corazón.

—No sé qué decir, Jude —dijo Hannah—. Me has sorprendido. Este pequeño va a ser un gran compañero para mí.

—Estoy feliz de que te guste —respondí—. Quería que supieras que siempre estás en mis pensamientos y que, a pesar de mis errores, valoro cada momento que compartimos.

—Gracias —dijo Hannah—. Gracias por el cachorro y por tus palabras. Significa mucho para mí.

Nos sentamos en la manta que había extendido sobre el césped. La conversación fluyó de manera natural, y la presencia del cachorrito nos ayudó a relajarnos. Empezamos a hablar de cosas cotidianas, de cómo había sido nuestro tiempo separados y de lo que planeábamos para el futuro.

Bajo las Luces del Estadio: Entre Goles y Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora