•Narradora•
Minho salió de la casa sujetando con firmeza la mano de Jisung, quien solo lo seguía sin decir nada. Lo subió a su coche y emprendió el camino a la plaza comercial donde Hyunjin le escribió que fuera.
- ¿Felix? - habló por fin Han rompiendo aquel incómodo silencio.
- Él no está aquí.
- ¿A dónde fue?
- Se fue en el coche de Hyunjin.
- Ah - solo dijo.
Minho observaba de reojo a Han, quien permanecía sentado mirando a algún punto fijo, movía sus dedos involuntariamente y no decía nada, cosa que comenzaba a molestar a Minho.
- Oye, ¿ella es tu madre?
- Si.
- ¿Por qué te trata de esa manera?
- Ella solo... - suspiro y continuó - está pasando por un mal momento. Soy una carga para ellos, y lo entiendo. Ser ciego es un dolor de cabeza para las personas, pero no puedo hacer nada para cambiar lo que soy.
El pelinegro no entendía como Jisung podía referirse a sí mismo de manera tan despectiva, tampoco entendía como su propia madre podía ser tan cruel con él, siendo su hijo y menos entendía a Han, quien a pesar de todo lo que le decía su madre él la justificaba. Claro, sabía bien cómo eran las personas con personas especiales como él, incluso él se estaba volviendo una mierda, ¿no?
- No eres una carga, Han.
Al escuchar aquello, Han sintió la necesidad de voltear a donde Minho, maldijo por no poder ver y mirarlo para saber qué expresión estaba haciendo, ¿lo decía por lastima? Fuera o no, él sintió algo revolotear en su estómago. El pelinegro observó como Jisung movía su rostro, no entendía lo que hacía hasta que alcanzó a leer sus labios: Verte.
Minho sintió algo muy fuerte en su pecho, rápido se parqueo en la acera y frenó de golpe, haciendo que Jisung se tensará un poco.
Tomó el rostro del castaño entre sus manos y lo giró para poner su rostro frente al suyo. Lo miró detenidamente, era muy hermoso, un chico que con o sin maquillaje era bellísimo, a pesar de su ceguera. Jisung entendió que tenía el rostro de aquel chico frente a él, y con todo su coraje reunido, levanto levemente sus manos y colocó las yemas de sus dedos sobre lo que eran las mejillas de Minho.
- ¿Puedo? - preguntó nervioso.
- Adelante.
Con el permiso del dueño del rostro, comenzó a explotar aquella cara, tocando sutilmente cada parte, explorando, sintiendo cada bello, cada lunar, cada imperfección. Sentía sus delgadas cejas, su fina nariz, los párpados y pestañas de aquellos ojos rasgados, esos labios que eran delgados y con la forma de corazón en el de arriba. Jisung iba creando la imagen mental en su mente, tocó su cabello y olió aquel aroma que se mezclaba con el olor a manzana canela.
- Hermoso - dijo sin pensar.
De repente, cayó en cuenta de lo que dijo y se alejó, acomodándose nuevamente en el asiento y moviendo nuevamente sus dedos.
- Siempre haces eso cuando estás nervioso, ¿verdad?
- N-no, es que... ha-hace calor - dijo muy nervioso, bastante.
Minho hizo una sonrisa ladina y emprendió nuevamente el camino a la plaza comercial.
- Y ¿entonces?
- ¿Qué?
- ¿Soy hermoso? - dijo Minho en tono seductor.
Jisung bajó la mirada, quería hacerse bolita, meterme bajo las sábanas y no salir nunca. Estaba muy avergonzado por lo que había hecho y dicho, además estaba tratando de convencerse de que lo mejor era alejarse de él como le había dicho Felix, además tenía una novia.
ESTÁS LEYENDO
Aunque no te pueda ver
RomanceJisung era un chico desafortunado, perdió la vista a los 7 años y sus padres dejaron de quererlo por eso, sufría de bullying y nadie quería acercarse a él. Minho era el típico chico machista, millonario, guapo y sexy. - Te reto a que te cojas al ci...