Capítulo 36

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•Narradora•

Hyunjin le habló a Minho para decirle que no iría a clases con Felix, a lo que Minho le dijo lo mismo, que precisamente le avisara a Felix que Jisung no iría a la escuela para que no lo esperara.

- ¿¡Qué?! ¡Ya Minho! ¡déjame algo!, siempre me ganas - dijo enojado pero en gracioso.

- Eres lento, eso es lo que pasa.

- Oye, Minho, Lixie y yo ya somos novios, ¿puedes creerlo? Pensé que me daría una patada en los huevos y una cachetada para después salir corriendo - le dijo entre risitas.

- Vaya, pues... felicidades por tu logro. Cuídalo mucho, por favor - dijo Minho algo nostálgico.

- ¿Quién crees que soy? Yo amo a ese pecoso y estoy dispuesto a todo por él.

- Si, lo sé.

- Oye, Minho, ¿estás bien? No sé, pero tengo un sexto sentido que me indica el peligro, y ahora lo siento. Sabes que puedes contar conmigo y con los demás, vamos a ayudarte en lo que podamos.

- Estoy bien, no te preocupes, pero te agradezco que estés aquí, que seas mi amigo a pesar de todo. Gracias, Hyunjin.

- ¡Eres como mi hermano! Te quiero, MinMin.

- Oye, déjate de cursilerías - dijo medio molesto pero de broma.

- Es la verdad, besitos, y besitos al muñequito también. Oye, ¿hiciste lo que te dije? - dijo.

- Ah... si. Lo hice.

- Bueno, pues... ¡suerte! Yo sé que le va a encantar.

- Por supuesto, así como el nombrecito ese que le diste al perro - dijo incrédulo.

- ¿No le gustó?

- Claro, bueno, te dejo.

- Adiós, Minhonnie.

Colgó la llamada y bajó del auto junto a Leebit y una caja transportadora a donde llevaba a su Quokka.

Minho iba muy bien vestido, llevaba un traje sastre negro de Versace, el cual encajaba perfecto en su estilizado cuerpo, unos zapatos bien boleados y relucientes negros y una camisa blanca con corbata negra. Llevaba unos pines a los costados del cuellos de la camisa con la plaquita de Gucci y se peinó de lado dejando caer unos mechones sobre su frente.

Leebit caminaba a la par del mayor y él sostenía la caja de manera elegante. Ademas, al quokka también le había puesto una corbatita y a Leebit también. Todos iban elegantes.

Jisung se encontraba en su habitación un poco triste, no sabía qué ponerse, quería llorar de la desesperación por no poder ver y poder ponerse bonito para su novio, quería llamarlo y decirle que mejor no quería salir, pero tampoco quería perder un día con su querido Minho. Caminaba de un lado a otro y sus lágrimas comenzaron a salir, se detuvo y los pensamientos negativos comenzaron a invadir su mente, desde lo irreal que era que Minho se haya fijado en él hasta lo peligroso que eso era porque no era cualquier chico, era Lee Minho.

Su llanto silencioso no le permitió escuchar cuando su madre casi pegaba el grito en el cielo cuando vio a Minho en el jardín con un perro y una cosa extraña en una caja.

Salió echa una furia y lo confrontó:

- ¿Y tú qué haces aquí? - le preguntó enojada - vete de mi casa porque aquí no permitimos animales. ¡Ahora! - le gritó.

- Señora, no vengo a verla a usted. Baje su tono de voz si no quiere problemas.

- ¿Ah, si? ¿Y que me harás?

Aunque no te pueda verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora