Capítulo 22

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[Hora: 7:40 am.]

Encontrándonos de nuevo en la isla en donde se hallaban los dioses, nos ubicaremos específicamente en cierta parte de una de las tres montañas que hay en aquella gran isla. En aquel sitio se visualiza el nido el cual está rodeado por múltiples arbustos y árboles, en el interior del nido se ven a Hefesto junto a Aurora. Ambos llevaban sus miradas en varias direcciones para así ver a todas las harpías que los rodeaban, las expresiones en los rostros de estos dos cambiaron a una de seriedad. A una pequeña distancia se observan a Atenea, con seriedad esta dirigía su vista hacia varias partes mientras volvía sus manos en forma de puños. No muy lejos de la diosa se logran ver a Hestia y Hades, la diosa con su mirada seria veía cada una de las harpías mientras el dios solo se cruzaba de brazos y luego exhalo con cansancio.

Hades: Para que esa gran cantidad de harpías viniesen hacia aquí, seguramente todas las harpías vinieron a vengarse por sus hermanas caídas...

Atenea: Son un gran número de harpías, probablemente pueda acabar con muchas de ellas pero. Probablemente algunas harpías puedan atacarme en un momento de descuido y allí voy a ser un blanco fácil para su ataque. ¡Vamos, Atenea! Debes de pensar, eres la diosa de la sabiduría. ¡Haz un plan para salir de esta situación!

Hestia: Vaya, es la primera vez que veo un gran número de harpías como el que nos está rodeando... - Coloca sus manos sobre su cadera -: ¿Cuántas habrán? ¿Son más de 100? ¿Son más de 300? Si intento contarlas me terminare confundiendo, ya que probablemente termine contando a una harpía que anteriormente sume en mi cuenta... - Suspiró -: Ay, en fin. Solo debo esperar que alguna de ellas haga el primer movimiento, en el momento en que ellas vengan a atacarnos. ¡Yo las volveré cenizas con mis llamas!

Hefesto: ¿Por qué siguen volando por los alrededores? - Arqueo su ceja derecha -: Acaso. ¿Están esperando órdenes? Pero... - Lleva su vista en varias direcciones -: ¿De quién?

Aurora: ¡Volvieron! ¡Nuevamente han vuelto esas desgraciadas! Estoy segura de que esas harpías han venido por mí y por mis bebes... - Vuelve sus manos en forma de puño -: No, no pienso permitirles a esas malditas dañar a mis crías. ¡No las dejare acercarse! ¡Las voy a asesinar a todas ellas!

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A una altura de unos cuantos metros lejos del suelo, en cierta parte del amplio cielo se logra observar a la reina de las harpías. Esta veía con mucha atención a cada uno de los dioses que se hallaban en el suelo, en el momento en que desvió su mirada y la llevo hacia la fénix que estaba junto a sus huevos. En el rostro de la reina se formó una sonrisa, luego esta dirigió su vista hacia la harpía de plumas azuladas.

Harpía reina: Azula... - La expresión en su rostro cambio a una de seriedad -: Hace unas horas atrás, tú me dijiste que habían tres dioses junto a la fénix. Pero, ahora. ¡Hay cuatro! ¡¿Me puedes explicar, que significa esto?! ¡¿Por qué no me dijiste la verdad?!

Azula: ¡No, mi reina! Yo nunca le mentí... - Varias gotas de sudor bajaron de su frente mientras su cuerpo temblaba por el miedo -: Le puedo asegurar que yo le dije la verdad, incluso puedo decirle quienes fueron los tres dioses que acabaron con las vidas de todas mis hermanas...

Reina Harpía: ¿Me estás hablando con honestidad, Azula? - Vio a su hija mover la cabeza en señal de afirmación -: De acuerdo, Azula. Te voy a creer por el momento... - Exhalo con pesadez -: Entonces, dime. ¿Quiénes fueron los dioses que las atacaron?

Azula: ¡Fueron ellos mi reina! - Usando una de sus alas empezó a señalar a los dioses -: Esas dos diosas, y ese horroroso dios deformado. ¡Ellos tres fueron quienes acabaron con mis hermanas!

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