Capitulo 23

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[Hora: 7:50 am.]

Situándonos dentro de una amplia habitación que se ubica en cierta parte del sótano de un templo, aquel templo es uno de los once templos que se encuentra en la zona central de la gigantesca isla flotante. En la mencionada habitación se puede observar un gran desorden, algunos objetos estaban tirados en muchas partes del suelo. Al enfocarnos en una amplia cama que se localiza en el centro de aquel lugar, se veía a Zeus y Hera. Ambos dioses estaban cubiertos por una sábana blanca, la el dios tenía sus ojos cerrados mientras sentía las caricias que le hacia su esposa en su pecho. La diosa quien tenía una expresión de felicidad formada en su rostro, está teniendo sus ojos cerrados. Lentamente los abrió, la cabeza de la diosa que reposaba sobre el pectoral derecho del dios se movió. En ese momento ella observo el rostro tranquilo de su esposo.

Hera: Zeus, desde hace muchísimo tiempo atrás. Nosotros nos volvimos una pareja, una hermosa pareja la cual tenía una relación sentimental estable... - Su mirada cambio a una de tristeza -: Bueno, mejor dicho. Al principio yo no tenía ningún sentimiento por él, todos mis sentimientos en aquellos tiempos le pertenecían a Hades. Yo me había enamorado de Hades y quería confesarle mis sentimientos, pero. Zeus apareció e intento enamorarme, yo sabía perfectamente porque quería enamorarme. En aquel tiempo, Zeus estaba buscando una reina que lo acompañara en el poder y le diera la progenie deseada. Pero, yo no podía aceptarlo. Yo ya amaba a otro dios, yo amaba a Hades... - Cerró sus ojos -: Durante unos trecientos años, Zeus intento conquistarme pero siempre lo rechace. A pesar de todos sus intentos él nunca se rindió, y continúo con sus intentos para lograr enamorarme. - Abrió sus ojos y vio una pared -: Recuerdo que en esos trecientos años intente ir a visitar a mi verdadero amor, pero. Zeus siempre aparecía, y arruinaba mis planes para ir a visitar a mi Hades... - Su mirada cambio a una de seriedad -: Una noche tormentosa, yo me estaba en mi templo. Me encontraba sentada en las escaleras que están delante de mi templo, yo allí estaba perdida en mis pensamientos hasta que escuche un raro sonido que provenía cerca. Cuando vi la criatura que hacia ese sonido, observe un pobre pajarillo lastimado. Yo me apiade del animal y quise cuidarlo. Después que entre a mi habitación con ese pajarillo, de pronto el animal tomo la forma de Zeus y esa noche el me violo... - Exhala con pesadez -: Por vergüenza me termine casando con Zeus, y después de nuestra boda. El me juro que me iba a ser feliz y siempre estaría para mí cuando más lo necesite, incluso me dijo que él quería que empezáramos de nuevo. Al principio estaba dudando pero después acepte, y al pasar de los años. Zeus se comportó bien conmigo, me llegue a enamorar de él y ambos al final nos volvimos una hermosa pareja...

Voz de Zeus:
Hera. ¿En qué tanto piensas?

Cuando la diosa escucho la voz de su esposo, esta cerró sus ojos mientras movía su cabeza. Al momento de abrir sus ojos Hera pudo ver que Zeus la estaba observando con confusión, una tierna sonrisa se formó en el rostro de ella. En ese instante Hera movió su brazo derecho y con su mano acaricio la mejilla izquierda de su esposo.

Hera: Oh. ¿Quieres saber, en que estaba pensado? - Observo al dios mover la cabeza en señal de afirmación -: Pues, estaba pensando que. Ya había tanto tiempo desde que no hacíamos el amor con tanta intensidad. ¿Sabes? Me has dejado sorprendida, yo nunca pensé que me harías el amor así de fuerte y rico...

Zeus: Dime, Hera. ¿Te gusto como te lo hice? ¿Hice muy bien mi trabajo? - Vio a la diosa mover la cabeza en señal de afirmación -: Excelente, me alegra mucho saber eso Hera... - Una sonrisa se formó en su rostro -: Hey, esposa mía. ¿Te gustaría repetir? Aún tengo mucha energía para volver hacer el amor...

Hera: Claro, nuevamente quiero hacer el amor contigo. Después de todo, tienes que cumplir con lo que te he pedido. Tienes que dejarme embarazada...

Zeus: Bueno, entonces... - Movió sus brazos y con sus manos agarro el trasero de su esposa -: Deberíamos de comenzar. ¿No lo crees, Hera?

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