Capitulo 28

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[Hora: 6:40 pm.]

Una vez más nos vamos a encontrar en el mundo de los mortales, exactamente nos hallaremos en la isla la cual es habitada por los Ciclopes y los monos blancos. En la mencionada isla que es cinco veces más grande que todas aquellas islas que existen en el mundo mortal, nos vamos a enfocar en cierta parte de la isla. Específicamente en cierta parte del selvático bosque que se localiza en la zona sur, en aquel sitio se puede visualizar a Hefesto quien se desplazaba a gran velocidad mientras saltaba por cada una de las ramas de los árboles. Teniendo una expresión seria en su rostro este estaba observando los alrededores, lo asombroso es que lo que Hefesto veía era las energías que emanaba por los alrededores. De la tierra brotaba una energía en forma de niebla de color gris con algunos destellos blancos, de los árboles y los arbustos brotaba una energía en forma de niebla de color verde con varias partículas de color plateado y dorado, del mismo aire se podía ver una energía del color del arcoíris.

Hefesto: Se lo dije al tío Hades, y lo voy a volver a decir. Esta habilidad que me enseño es asombrosa, honestamente nunca llegue a imaginarme él observar todo el mundo diferente. - Una sonrisa se formó en su rostro -: Antes, yo podía ver a mí alrededor de la misma manera en que los humanos y los dioses la ven. Algo simple con pocos colores, pero. Pero ahora yo puedo ver todo mi entorno diferente, observo la energía que emana: Los árboles, los arbustos, los insectos, los animales, el aire, el agua e incluso la tierra misma... - Al llegar a una rama de un árbol la uso como trampolín para saltar más alto -: ¡Esto es genial! - Visualizo a lo lejos al líder de los monos gigantes -: Por fin, al fin logre alcanzar a ese mono blanco... - Uso la pierna izquierda para aterrizar sobre la rama de un árbol -: ¿Ha? Esto es raro... - Movió su brazo derecho y coloco su mano debajo de su mentón, su mano izquierda sujetaba su martillo de guerra -: Parece que ese mono blanco está esperándome, pero. ¿Por qué? - Llevo su vista en varias direcciones -: Oh, ahora puedo entender porque ese mono blanco se detuvo tan de repente y se quedó en ese lugar... - En su rostro se formó una confiada sonrisa -: El bastardo tiene a una gran cantidad de sus subordinados ocultos por los alrededores... - Vio a cada uno de los monos blancos que se hallaban ocultos -: Conque querías tenderme una trampa. ¿Cierto? Pues, muy bien. Vamos a seguirte el juego...

Haciendo uso de su pierna izquierda Hefesto realizo un salto alto que lo elevo varios metros, en el momento en que este aterrizo en el suelo. De inmediato el dios observo con seriedad al líder de los monos blancos, la criatura al verlo. De repente aquel mono blanco sonrió, luego con su puño izquierdo golpeo el suelo. En ese instante cada uno de los monos blancos que estaban escondidos entre los árboles y arbustos salieron.

Hefesto: ¡¿He?! ¡¿Aun habían tantos monos?! - La expresión en su rostro cambio a una de preocupación -: No, esto no puede ser. ¡Estoy completamente rodeado! ¡Son muchos! Yo, yo no tendré ninguna oportunidad de vencerlos a todos... - Escucho las risas de todos los monos que lo rodeaban -: Oh, bueno. Eso diría yo, si en verdad me hubieran tendido una trampa. Pero... - Sus ojos brillaron de un color rojizo -: Yo ya sabía que esto podía suceder...

Las risas de todos los monos blancos se detuvieron cuando vieron que el martillo de guerra que usaba el dios atravesó las cabezas de veinte de sus compañeros, todos y cada uno de los cuerpos sin cabezas cayeron al suelo mientras expulsaban una gran cantidad de sangre. Los monos blancos vieron que el arma quedo incrustado en una roca, cuando estos apartaron sus miradas y la llevaron hacia Hefesto. En ese instante los ojos de los monos blancos se engrandecieron del asombro al visualizar que aquel dios golpeo el rostro de uno de ellos, esto provoco que la cabeza del mono estallara en varios pedazos.

Hefesto: Oigan, monos bastardos... - Agarraba con su mano izquierda su puño derecho -: ¿Se van a quedar toda la noche allí parados y sin hacer nada? - Una sonrisa malvada se formó en su rostro -: Oh. ¿Ustedes empezaran a atacarme?

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