Capítulo 4

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[Hora: 1:35 am.]

Situándonos dentro de uno de los once templos que se encuentran en el área central de la gigantesca isla flotante, exactamente nos ubicaremos en un largo pasillo el cual se sitúa en el sótano del mencionado templo. En aquel pasillo que es iluminado por unas cuantas antorchas, se puede ver a Atenea quien estaba caminando mientras los ojos los tenía cerrado y sus brazos los tenía cruzados. Algo que llama la atención es que esta tenía una sonrisa formada en su rostro.

Voz ¿?:
Y pensar que la seria de Atenea podía sonreír, esto sí que es una agradable sorpresa. Oye, sobrina. Dime. ¿Cómo te fue con tu hermanastro? ¿Sucedió algo interesante entre ustedes dos? Porque para que estés sonriendo, eso me da a entender que algo muy sorprendente les ocurrió a ambos...

La diosa cuando escucho todo lo dicho por aquella voz femenina, de inmediato esta se detuvo. La sonrisa en el rostro de Atenea desapareció mientras su mirada cambio a una de seriedad, lentamente ella movió su cabeza hacia su lado izquierdo. Usando el rabillo del ojo la diosa logro observar a lo lejos a una diosa muy conocida, aquella diosa era: Hestia. Esta última estaba parada cerca de una pared, en el rostro de esta tenía formada una sonrisa mientras sus brazos los tenía cruzados.

Atenea: Tía Hestia... - Suspiró -: Es muy raro que vengas a estas horas de la noche a mi templo, Tía Hestia. Se puede saber. ¿A qué se debe esta visita? ¿Necesitas algo?

Hestia: Es cierto, Atenea. Es muy raro que yo venga a estas horas de la noche a tu templo... - Empieza a caminar -: Pero, hace unos minutos atrás me dijo Zeus que estuviste guiando al pequeño Hefesto hacia el templo que le corresponde... - Paso por el lado derecho de la diosa -: Sabes, me pareció muy interesante el saber eso... - Se volteo y se detuvo en frente de la contraria, teniendo un metro de distancia -: Ya que, normalmente a ti no te interesa hacer ese tipo de cosas. Entonces...

Atenea: ¿Te da curiosidad, cierto? - Vio a su tía mover la cabeza en señal de afirmación -: Es verdad, a mí no me interesa ese tipo de cosas. Cuando Zeus me pidió guiar a Hefesto hacia su templo, al principio tenía la intención de negarme y sugerir que una ninfa llevara a Hefesto hacia el templo. Pero...

Hestia: ¿Pero...? - Su mirada cambio a una de curiosidad -: ¿Qué sucedió, Atenea? ¿Me puedes decir, que te hizo cambiar de opinión?

Atenea: Su mirada...

Hestia: ¿Su mirada? Atenea, no logro entenderte. Dime. ¿Por qué la mirada de Hefesto te hizo cambiar de opinión?

Atenea: Pues... - Una sonrisa se formó en su rostro -: Es un secreto...

Hestia: ¿Ha? ¡¿Qué?! - Vio a su sobrina caminar y pasar por su lado izquierdo -: A-A-Alto... - Ve a la diosa alejarse -: ¡Es-Espera, Atenea! - Comienza a seguir a la contraria -: Vamos, sobrina. Dime. ¿Cuál es ese secreto que tienes con Hefesto? Vamos, cuéntame. No seas mala, no seas malévola con tu tía favorita...

Atenea: Ay, por Caos. Acabo de cometer la peor y más grande tontería de mi vida... - Mueve su cabeza en señal de negación -: Se me olvido que Hestia puede volverse muy intensa cuando quiere descubrir los secretos que cualquier dios griego tenga... - Se detuvo y cerro sus ojos -: Hice un juramento sagrado con Hefesto, no puedo revelar nada de lo que haya hablado con él. Aunque... - Abrió sus ojos y vio a Hestia delante de ella -: No revelare la información que tengo, solo le diré lo necesario para que ella no continúe preguntándome... - Exhala con cansancio -: ¿Quiere saber, porque decidí llevar a Hefesto hasta su templo? - Vio a la contraria mover la cabeza en señal de afirmación -: Tengo cierto interés en él, en el momento en que cruce miradas con él. Pues. ¿Qué te puedo decir? Hay algo en ese dios que ha llamado toda mi atención, así que por ese motivo quise acompañarlo...

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