Capitulo 47

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[20 minutos antes del ataque de los Demonios]

[Hora: 1:49 am.]

Hallándonos a unos cuantos kilómetros lejos del castillo de Hades, nos ubicaremos específicamente en una zona despejada la cual se situaba en cierta parte de un gran acantilado. En el mencionado sitio se pueden visualizar unas cuantas rocas de color negro, incluso se veían algunos árboles de un color gris con hojas plateadas. Delante de aquel acantilado se observaba un amplio rio, este era muy conocido como: “Rio Estigia”.

Al situarnos en la pendiente del acantilado, podemos observar a Hefesto quien estaba sujetando con ambas manos el cáliz. Este caminaba a paso lento en vía recta, y en el momento en que el dios detuvo sus pasos. Él coloco con cuidado el objeto sobre el suelo, en el instante en que el cáliz toco el suelo se pudo ver que una energía de color carmesí con rayos negros se esparció por los alrededores. 

Cuando Hefesto soltó el cáliz y retrocedió dos pasos, este vio que el suelo que estaba debajo del cáliz y a su alrededores habían cambiado de un color negro a uno marrón. Incluso, en ciertas áreas de aquella zona se vieron un nuevo tipo de flores brotar del suelo.

Hefesto: Fascinante... - Una sonrisa se formó en su rostro mientras veía todas aquellas flores que seguían brotando del suelo -: Con el conocimiento que tengo del Hefesto del futuro, yo sabía perfectamente que la energía que brotara del cáliz traería grandes cambios a lo que la rodeaba. Pero, siempre pensé que todos esos cambios iban a suceder cuando todos los ingredientes se encontraran dentro del cáliz. Aun así... - Suspiró -: Me continua pareciendo muy interesante ver todo lo que está ocurriendo, incluso me atrevo a decir que. Todo lo que está sucediendo ahora mismo, todo está ocurriendo de una manera de la cual nunca llegue a imaginar que sucedería... - Llevo su mirada hacia el amplio cielo -: Esto me emociona. ¡Estoy muy emocionado por continuar experimentando de estos sucesos tan inesperados que me van ocurriendo! ¡Ja! ¡Ja, Ja, Ja! - Empezó a reírse -: En mi vida pasada me ocurrieron tantas cosas, viví momentos buenos y malos. Siempre llegue a pensar que mi realidad era manipulada por algún Dios, un Dios que me colocaba día tras días pruebas. Muchas veces cuando tenía este tipo de pensamientos, pues. Simplemente no me gustaba pensar que yo era un juguete de los Dioses...  - Cerro sus ojos -: Aunque, ahora que estoy pensando en eso. ¿Qué soy actualmente? ¿Soy un juguete de los Dioses? ¿Soy alguien que fue creado para entretener a los Dioses? - Lentamente abrió sus ojos -: La respuesta a esas preguntas son muy fáciles de contestar, yo... - Una sonrisa se formó en su rostro -: No soy de esos que renuncian cuando ven que sus vidas se les complica, no soy de esos que no va y enfrenta a esos desafíos que se les presenta. Pues, soy el tipo de ser humano que está listo para encender su alma y quien está preparado para derribar sus obstáculos... - Dio un paso hacia adelante -: Yo, yo no soy el juguete de los Dioses. Desde el momento en que llegue a este mundo, dije que avanzaría firmemente en un nuevo camino. Uno que me llevara hacia un futuro brillante, un futuro que se ira construyendo por cada acción que vaya tomando al paso del tiempo... - Un manto de energía cubrió su cuerpo -: Solo puedo decir: ¡El destino no me detendrá! ¡Soy un dios forjador, y yo voy a forjar mi propio destino!

Voz de Aurora:
Eres un dios muy sorprendente, Hefesto. Nunca, en todos mis años de vida llegue a escuchar a alguien decir que va a ir en contra del mismo destino. En verdad, eres un dios muy impresionante. Y, pues. Solo puedo decirte una cosa, Hefesto. En ese largo camino que estarás recorriendo, tú no estarás solo. Me tienes a mí, a mis dos hijos que te quieren como si fueras su padre, tienes a Atenea, tienes a tus dos tíos e incluso tienes a Gala. Hefesto, no importa lo que vayamos a enfrentar en el futuro o en el presente. Todos nosotros lucharemos juntos y con perseverancias lograremos obtener la victoria, y seguiremos haciendo muchos cambios. Tantos que incluso las hermanas del destino, y su hermano Moro. Ninguno de ellos sabrán el destino que nos depara...

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