Capitulo 17

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[Hora: 9:41 am.]

Nuevamente nos vamos a ubicar en el monte olimpo, exactamente nos hallaremos en el templo que le pertenece a Hera. En el mencionado templo nos vamos a encontrar en una amplia sala que se sitúa en cierta parte de la planta baja de aquel templo, en ese lugar se observa a la diosa Hera quien estaba sentada en un trono el cual estaba hecho por rocas. Teniendo una expresión de seriedad en su rostro la diosa observaba a su invitada, esta última era afrodita quien se encontraba arrodillada a varios metros en frente de ella. Por un momento los ojos de Hera se cerraron, después de eso está exhalo con cansancio mientras abría sus ojos.

Hera: Aun me encuentro sin palabras, Afrodita. Ver a una diosa como tú venir hasta aquí y arrodillarte ante mí, sin duda es una verdadera sorpresa... - Se cruza de brazos -: Dime, Afrodita. ¿Por qué has venido a mi templo? ¿Cuál es ese asunto importante del que quieres hablar conmigo?

Afrodita: Es sobre Hefesto...

Hera: ¿Qué? - Su mirada cambio a una de enojo -: ¡¿Quieres hablar conmigo sobre ese fenómeno?! - Vio a la diosa mover la cabeza en señal de afirmación -: Afrodita, no me hagas perder mí tiempo hablando sobre ese tema. Creo haberte dicho que te vas a casar con mi hijo, y no pienso romper el compromiso que ustedes dos tienen... - Se levantó de su asiento -: Ya que ninguna de las dos tiene nada de qué hablar, será mejor que vuelvas a tu templo o ve a algún lugar y has lo que te plazca. - Empezó a caminar hacia la salida -: Yo tengo unos asuntos importantes que tengo que resolver...

Afrodita: ¡Hera, espera un momento! - Ve a la diosa que se detuvo -: Yo no había venido hasta aquí para que rompieras el compromiso que tengo con tu hijo, mejor dicho. He venido hasta aquí para decirte que voy a casarme con tu hijo...

Hera: Espera. ¡¿Qué?! - Llevo su mirada de asombro hacia la diosa -: Muy bien. ¿Quién eres tú y donde está la verdadera, Afrodita?

Afrodita: ¡¿Ah?! ¿Por qué dices eso, Hera? - Se levantó y dio un paso hacia adelante -: Soy Afrodita, la Afrodita que todos conocen... - Exhalo con cansancio -: No lo entiendo. ¿Por qué Hera reacciono de esa manera? Acaso. ¿Es tan raro que haya dicho lo de hace un momento?

Hera: Bien, supongamos que te creo y tú eres la Afrodita que yo conozco... - Coloca sus manos sobre su cadera -: Dime. ¿Qué te hizo cambiar de opinión? Porque desde que te dijimos que te ibas a casar con Hefesto, tú estuviste llorando y rogando que rompiéramos tu compromiso con él... - Arquea su ceja izquierda -: Quiero que me digas la verdad, no quiero ninguna mentira. ¿Entendido, Afrodita?

Afrodita: ¿Quieres que te diga la verdad, Hera? - Observo a la diosa mover la cabeza en señal de afirmación -: Bien, te lo voy a decir... - Su mirada cambio a una de enojo -: Ese bastardo de Hefesto me humillo, incluso me dijo que no soy digna de tenerlo... - Volvió sus manos en forma de puño -: Hera, quiero que me cases con él. ¡Quiero que obligues a ese desgraciado a que se case conmigo...!

Hera: Oh, vaya... - Una sonrisa se formó en su rostro -: Entonces. ¿Esas son las razones, y por eso quieres casarte con él? - Ve a la diosa mover la cabeza en señal de afirmación -: Bueno, tal vez lo haga. Pero, voy a poner una condición...

Afrodita: ¿Una condición? - Arquea su ceja derecha -: Dime, Hera. ¿Cuál es tu condición?

Hera: La condición, es algo que puedes cumplir fácilmente Afrodita... - Empieza a caminar hacia la diosa -: Quiero que lastimes a Hefesto, quiero que lo humilles, quiero que lo hagas sufrir tanto que el desee nunca haber venido al monte olimpo... - Se detuvo delante de la contraria teniendo una distancia de un metro -: Pero, seguramente todo eso ya lo tenías pensado hacer. ¿Verdad, Afrodita? - Observo que la mencionada la miraba con seriedad -: Con solo mirarte a los ojos, ya tengo una respuesta a mi pregunta... - Una sonrisa se le formo en su rostro -: Escucha, Afrodita. No me importa los métodos que utilices, quiero que lastimes a ese fenómeno tanto física como mentalmente. Quiero que lo rompas. ¿Lo has entendido?

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