Capítulo 14

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-No puedo creerlo- Vicente adoraba a ese pedacito de cielo que descansaba en aquella cuna al lado de Camila- Es tan bonito... No merezco tanto- su voz se quebró mientras sus dedos repasaban la forma de su rostro lentamente mirándolo con aquel seño fruncido

-Nacio con tu buen gesto- Camila sonrió al ver lo que más amaba frente a ella

-Creo que debí heredarle otra cosa- sonreía como sin no pudiera dejar se hacerlo

-Es perfecto... Braulio... Perfecto...- su voz se quebró

-Braulio, nuestro Braulio- se acercó a su mujer para besarla lentamente- el solo verlo me dió años de vida, lo juro-

-Creo que debemos empezar a checar tu contador de tiempo, es bastante confuso- sonrieron encontrando su mirada llena de felicidad.

Parecía mentira para Vicente que Camila pudiera verse aún más hermosa ahora, aquella sonrisa despreocupada, su piel brillante, su cabello largo en el cuál su pequeño enredaba las manitas.

Era perfecta y era suya...

En casa todo se volvió ruidoso, aquella cabaña llena de recuerdos del pasado y melancolía lentamente se volvió en una explosión de risas y colores, nadie en Las Palmas pensó volver a ver a Vicente así de feliz pero paso.

Ese hombre adoraba a su mujer, su piel, su cuerpo su alma, era todo lo que un día en silencio pidió al cielo para volver a sentirse vivo.

Aquel hueco en el medio de su pecho se cerró lentamente dejando la marca del pasado pero sin ser tan tortuoso cómo lo fue en su momento.

-Camiii- Vicente entraba en casa con las bolsas de la compra, dentro la música sonaba y su mujer cocinaba mientras su hijo la miraba como si fuera una estrella de rock y el su más grande fan- Camí, Camí, Cami- la atrajo a él haciéndola saltar de la sorpresa para recibirla con un beso entre sus brazos

-Tenemos nuestra propia fiesta privada- Camila sonrió enredándose en el cuello de su esposo

-Eso veo, creo que necesitan uno más- la hizo girar haciendo reír a su pequeño

-Supongo que no es mala idea- un pitido atrajo su atención- Espera, el horno, el horno- se separó de Vicente dandole un beso ligero

Vicente se quitó el sombrero y tomo el pante de sobres que Camila dejo sobre la mesa de la sala...

Ese sobre membretado color gris llamo su atención sobre todo... Y cuando lo abrió sintió la rabia subiendo por su garganta.

Quería gritar, maldecir... Pero no quería asustar a Camila asi que luchando con sus propios instintos salió del lugar sin decir nada.

-¡Vicente!- los pasos de Camila lo siguieron hasta la salida con su pequeño en brazos-¡Vicente!-

Vicente no podía regresar, quería calmar su mente, tener un plan, y ahora mismo era una bomba de tiempo.

Derrapando la camioneta llegó a las Flores, Adan estaba tomando café en el pórtico cómo mil veces lo hizo su padre y en cuanto lo vio bajar corriendo supo que los meses de paz estaban terminando.

-Es que está gente no conoce la tranquilidad- dijo para si mismo mientras lo veía acercarse

-Mira está mierda- le arrojó los papeles a la mesa

-hijo de puta- dijo en cuanto vio la primera hoja

-Ese infeliz le dará el divorcio a Camila pero exije prueba de paternidad y la maldita custodia-

-Era de esperarse, de no ser por la orden que tiene para no acercarse a Camila estaría aquí, ese hijo de puta está obsesiónado con recuperarla y no está jugando Vicente-

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