Amanda abrió los ojos lentamente, el lugar se comenzaba a llenar de voces, de ruido y movimiento, definitivamente era de día.
Recordaba lentamente lo que había sucedido mientras miraba al techo, la noche anterior toda su vida se vino debajo de la nada y su peor miedo, aquel que procuraba no compartir con nadie, el que guardaba celosamente en su corazón se hacía verdad... ahora volvía a estar sola.
Prefería estarlo, ella sabía perfectamente que hacía quizá más tiempo del que ella imaginaba ese tipo ya no la amaba, después de todo tenían casi dos años comprometidos, y comenzaba a pensar que no pasaría nada más...
- ¿Todo en orden? - la voz profunda y amable que el día anterior escucho esa aun ahí y eso si que le tomó por sorpresa
-Sigue aquí? - dijo con sorpresa incorporándose de la cama de golpe
-Tranquila, tuviste una noche complicada- Amanda repaso a Adán Belmont de pies a cabeza, era el soltero de oro del pueblo, no existía mujer que no quisiera llevárselo a la cama o tirar de su fortuna y el renombre de su familia. Jamás cruzaron palabra, pero solía verlo en los festivales de sus sobrinas y sobrinos. Nadie podría esperar que este hombre fuera un hombre de familia...
Pero lo era... y ahora tenia una camisa con manchas de sangre y vomito seco y ella era una loca que termino siendo abofeteada por su prometido en medio de un rodeo de pueblo...
-Mátame Dios- dijo sin darse cuenta en voz alta dejándose caer nuevamente a la cama.
-Bueno, no creo que eso sea algo bueno después de que pase aquí toda la noche- lo escucho sentarse a su lado- No creo que el que mueras repentinamente frente a mi sea algo bueno para mi salud, ya que no suelo hacer actos bondadosos, y al primero que hago pide la estancia de momento-
Adán vio como la sonrisa amoratada de Amanda nacía y con ella la de él.
- ¿Cómo te sientes? -
-Siento como si hubiera chocado contra un muro de concreto sin pulir-
-Que especifico- Volvió a reír - ¿Iré por el medico bien? - asintió sin comprender exactamente que sucedía a su alrededor
Quizá había reído un momento mientras el estaba ahí, pero la verdad es que estaba que se la llevaba la mierda, hubiese preferido continuar enferma, porque lo ultimo que deseaba era tomar sus cosas y volver a casa.
La noche anterior creyó que sacaría todas aquellas tonterías de su cabeza, pensó que llegaría, el sonreiría y lo miraría volar en ese toro. Ese día regreso un poco en el tiempo, encontró los jeans ajustados que usaba en la universidad, y se sorprendió de que le quedaran un poco más flojos de la cintura que en aquellos años, mientras que las piernas no parecían haber recibido ese mensaje, aun así creyó que lucia bastante bien, por el contrario su camiseta ajustada quedaba mas ajustada que antes, pensó que su peso tenía la peor distribución de la historia y por un momento se negó rotundamente a verse al espejo, de verdad no quería hacerlo, pero en cuanto se vio, no se reconoció. Quería decir en voz alta lo sexy que se veía, pero no tenia la autoestima suficiente para decirlo en voz alta, aun así, llego a ese rodeo sabiendo muy dentro de ella que ese hombre se sentiría orgulloso de tenerla.
Y entonces todo se fue a la mierda y termino recibiendo una bofetada en público, nunca la había golpeado, al menos no de esa manera, algunas veces simplemente era un hombre brusco, pero jamás violento...
Bueno... eso ya no importaba ahora, ahora tenia que salir de ese lugar y enfrentar la realidad.
-Así que lo descubriste- Hanna la tomaba por sorpresa mientras se ponía la ropa- linda...- la abrazo al verla hacer ese enorme puchero en cuanto la vio- lo siento mucho Madi, de verdad no quería que pasaras por nada de esto... pero...-

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Las Cumbres
Teen Fiction"Una vez que encuentras al amor de tu vida, lo demás va en declive" esa era la frase que durante años definió los pasos de Vicente, jamás pensó volver a sentir amor, muchos menos a mirar a alguien y que se le acelerara el corazón... o al menos así f...