Capítulo 13

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-¿Cómo demonios te atreves a venir aquí?- Esteban se fue sobre Joseph en cuanto lo vio de pie en la puerta de su casa- Alejate de aquí maldito infeliz- le dio un puñetazo que lo mando al suelo- casi matas a mi hermana maldito y te atreves a pararte frente a mi-

-Tranquilo señor, tranquilo- uno de los peones lo sostuvo mientras ese hombre reía en el suelo

-¿Yo? Me estás atacando a mi, fíjate bien en lo que haces porque no me suena a algo inteligente...-

-Hijo de puta...- intento volver a atacarlo sin mucho éxito porque si algo sabían los peones era que si un hombre no se defendía definitivamente no era de confianza.

-¿Que sucede aqui?- la voz de Julia retumbó a lo lejos mientras sus tacones se estampaban en el mármol directo al caos

-Es lo que quiero saber - arrojo los papes del abogado de Vicente a la mesa de centro del salón

-¿No sabes leer?- y el orgullo que sonrió Esteban con la contestación de su mujer fue superior al odio que sentía

-No voy a firmar estás mierdas-

-No creo que esa sea una opción o las firmas o te denuncia a la policía-

-Ella me abandono, mi esposa me dejó por una jodida aventura-

-¡Ay! Cállate pendejo- Julia levanto ambos brazos frustrada- ¿Quien demonios te va a creer eso? Están las cámaras de seguridad grabando como la metiste a golpes a casa la última vez... Tenemos las pruebas de cuando la medio mataste y ella solo busco un lugar seguro -

-Ese maldito - Joseph temblaba de coraje al escuchar sus palabras- ¡Trae a Camila aqui¡- grito- dile que baje- se acercó a las escaleras gritando como un loco-¡No te daré el puto divorcio!-

En ese momento el miedo cruzo por la nuca de Esteban, ese hombre no había buscado a su hermana, no por miedo, o al menos no del todo; más bien era su incapacidad para pensar que Camila fuera capaz de reglamente dejarle por otro, de que alguien en el mundo en realidad la amara de verdad...

-Dejala en paz -Esteban se cuadro frente a él fingiendo tanto como pudo -solo firma los malditos papeles y lárgate-

-¿Y después que? Se irá a vivir su vida de niña rica en New York y todo será pan comido ¿Cierto? Ahora resulta que ella es mucho para mí... Esa pobre idiota era nada cuando yo me fijé en ella, una carrera mediocre, una belleza estándar... De no ser porque tu padre me rogó no me caso con ella-

El puño de Esteban fue más rápido que su boca y de empujón en empujón lo llevo a la salida. Grito, pateo y maldijo tanto como pudo ...

Y eso le hizo darse cuenta de que... Camila no estaba ahí, porque de estarlo ni siquiera habría podido entrar.

Su hermano estaba furioso y si hubiera podido le partia la vida a golpes.

Manejo incrédulo por los enredados caminos de Las Palmas, todo su argumento se que ella tenía un amante en su mente era una mentira, ella jamás podría tener el valor para acostarse con alguien más...

Se convenció a si mismo que lo que sentía Camila por Vicente era un torpe enamoramiento no correspondido.

Porque desde aquel día en el baño él no la siguió, porque ese hombre era mayor que ella y porque pecaba de bondad.

Vicente jamás cogería con Camila, porque ella era el paquete entero... Era un hogar para quien pudiera amarla... Y el no podría descubrirlo ... No... Porque el aún le lloraba a su esposa muerta y Camila era tan poca cosa a comparación de ella...

Todas esas palabras se atropellaron en su cabeza al estacionarse afuera de aquella cabaña, él lugar era enorme, aquel hombre que siempre vio por debajo de su mismo por el simple hecho de vivir en un rancho tenía una propiedad cuatro o cinco veces mayor a la suya, la cabaña, los establos, los corrales, el lago... Camila sentada en el columpio del Pórtico con un par de agujas en las manos, aquella panza y un perro durmiendo a su lado.

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