Capitulo 22

434 36 5
                                        


-Creo que tengo un ataque de pánico- Vicente se recargaba en el marco del ventanal quitándose la corbata y apretándose el pecho

-Te juro por Dios que si te mueres te revivo a punta de patadas- Adán lo abanicaba al ver como el color de su piel palidecía

-No puedo controlar mi cabeza, no estoy preparado-

-Cállate, no digas mierda, Camila esta abajo, no puedes simplemente no salir, ¿Que te pasa? - Genaro abría todas las ventanas deseando que todo esto no pasara a mas

Vicente respiro profundamente, no quería cerrar los ojos porque las imágenes del pasado le llegaban de golpe, claro que estaba feliz de casarse con Camila, paso toda la noche imaginando como seria su vestido, ¿Que tan grande seria su sonrisa? pero el terror.

La última vez que llego a un lugar así donde se festejara algo tan grande perdió, perdió por mucho, y perdió de una manera que nadie nunca podría entender. era obvio que aquello no sucedería, todo en su mundo estaba en orden, pero el terror, la mente siempre heria cuando menos lo esperabas y ahora mismo estaba al borde de su propia cordura sin darse cuenta.

- ¿Vicente? - la voz de Camila del otro lado de la puerta atrajo a esos hombres que intentaban sin éxito ponerle un alto a aquella mente tan acelerada.

-Es de mala suerte...- Dijo Víctor y todo lo miraron como si fuera estúpido-Nada- levanto ambas manos- no dije nada-

-Bajen, vamos enseguida...- Camila sonrió a todos mientras salían en fila

-Te ves hermosa Camí- Adán beso su frente mirándola tan radiante como él sol

- ¿Segura? - Adolfo se detuvo a unos pasos de ella realmente preocupado, pero la sonrisa calmada de Camila le hizo saber que todo estaba bien.

-Vicente...-

-No Camila, espera un poco- se cubrió los ojos como un niño que intenta no arruinarse una sorpresa

-Oye Vaquero, ven aquí- sintió sus manos subiendo por la solapa de su traje hasta sentirlas cálidas en su cuello y sus mejillas- Respira un poco- retiro lentamente las manos de su rostro para sustituirlas por las suyas

-Lo arruine- dijo con la voz quebrada abriendo lentamente los ojos

-Eso no es verdad...-

Cuando la miro Vicente sintió que le estaba robando una estrella al cielo, esa mujer con esa mirada tan curiosa se veía más hermosa que nunca. su cabello largo con pequeñas flores atoradas, su velo que llegaba de su coronilla a la puerta... quería amarrarse a su cuerpo y perderse en ese aroma a flores que emanaba, no podía creer que fuera suya...

No podía creer que esta noche seria él quien le haría el amor con aquel vestido tan hermoso abrazando a su cuerpo de manera que incluso la sangre le hervía.

- ¿Mejor? -le susurro a centímetros de su rostro mientras acomodaba su bigote

-Estas hermosa...-

-Y usted señor esta extremadamente sexy-

-No cama, no lo entiendes, eres la mujer más hermosa que vi jamás ¿Como tu...? ¿Como puedes casarte conmigo? - y la risa de su futura esposa le hizo calma en el corazón

-Supongo que eso lo debí pensar antes de que tuviéramos dos hijos-

-Creo que soy un hombre listo-

-Tan listillo...- tomo su mano- ¿Estas listo? - y perdiéndose en todos aquellos colores secretos que tenía en su mirada asintió con el suelo bajo sus pies y el aire ligero.

Todos afuera estaban expectantes, pero cuando escucharon pasos por la calzada que llevaba al jardín supieron que estaban listos.

Camila y Vicente caminaron tomados de la mano, Víctor corrió a darle su sombrero blanco y acomodar su azar, mientras Sara acomodaba el ramo de Camila y estiraba su velo.

Desde la primera vez que se vieron cuidaron el uno del otro, sin saberlo, y sin si quiera imaginarlo cada uno de esos cafés que tomaron, cada noche que Vicente paso cuidándola y cada mañana que ella le preparo el desayuno los trajo hasta este momento.

Vicente pensaba que quizá como siempre llegaba tarde a todo, incluso ahora, llegaba tarde a este hermoso momento que quizá hubiera sido mejor vivir unos 8 años atrás, pero ya habían pasado 8 años, y ellos no podían ser más felices que ahora.

En aquel altar Vicente miro a su alrededor, sus hijos los miraban sentados Enmedio de sus abuelos, el padre de Camila aguantaba las lágrimas, y sin darse cuenta el también lloraba.

Estaba tan agradecido con la vida, tan agradecido con Camila...

-Que lo que Dios unió no lo separe el hombre- dijo el padre mientras aquellas alianzas brillaban en sus dedos- ella será tu guía y tu serás su fortaleza, que así sea- ambos asintieron mirándose con la más grandes de las sonrisas- así que los declaro marido y mujer...-

Apenas termino la frase Vicente levanto a Camila para comer aquellos labios que deseo besar todo el día. El lugar sonaba a felicidad pura, a maravillosa alegría.

Ambos se giraron levantando las manos en símbolo de logro.

-No puedo creer que se casaran- Julia limpiaba sus lágrimas dando un largo suspiro

-Dímelo a mí, me judía el matrimonio hace 20 años y ahora se casa con mi hermana, es que la vida de verdad que es una ruleta-

-Cállate, no digas eso ahora tonto- Julia sonrió divertida abrazando a su marido sabiendo que incluso aquellos momentos fueron necesarios para que ellos ahora estuvieran aquí.

Ese día Las cumbres brillaron de Felicidad, nunca pensaron ver tanta vida en ese lugar de nuevo.

Cada uno de los que festejaban en ese momento cargaban un pasado trágico, amores que no sucedieron, odios guardados... pero de eso ahora ya no existía nada. absolutamente nada de ese pasado estaba aquí.

Esa noche solo era Genaro y Alana Bailando con sus hijos, Sara y Adolfo mirando la noche anudados en esas sillas de jardín, Víctor besando la frente de su mujer mientras dormitaba, Adán bailando con sus sobrinas de la mano...

Finalmente, todos tenían un final feliz, incluso aquellos como Vicente y Camila que tardaron tanto...

-

Las Cumbres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora