El tiempo en las Palmas fue amable durante mucho tiempo, las familias que alguna vez atravesaron pasados dolorosos ahora no podían comprender bien como era que la felicidad podía ser constante y abrazadora, se sentían agradecidos.Y cuando te sientes completo el mundo comienza a pasar a segundo plano durante mucho tiempo, más tiempo incluso del que podrían desear.
Vicente paso mucho tiempo mirando los lugares que lo mantenían alerta, el padre de Camila, su ex- esposo, todo lo que tuviera que ver con ella y su vida anterior, no quería que nada de ello estuviera cerca de estos nuevos momentos, de sus hijos, de sus amigos, de su familia... de ella.
Y ese fue su gran error, olvidar que él tenía pasado igual o más pesado que el de ella. Porque había pisado esta existencia durante mas años, y sus errores fueron demasiados, tantos que incluso ahora contarlos seria inútil y desgastante.
- ¿Buen día? - Camila escucho una voz en el pórtico- ¿Vicente? -
El que una mujer llamara a Vicente era nuevo para ella, más aún una mujer que ella no conocía, así que apresuro su paso tanto como pudo saliendo de la cocina y atravesando el recibidor intentando poner esa imagen en algún lugar de su vida, pero era imposible, no, no la conocía.
-Buen día- abrió la puerta con el mandil de cocina aun puesto y sus calcetines de invierno sobre los pans
sintió la mirada de esa mujer recorrerla de pies a cabeza y lentamente se sintió más y más pequeña a medida que la sonrisa de la desconocida se hacía más y más grande, se burlaba de ella con la mirada y era tan obvio que comenzaba a enfadarse.
- ¿Me podría decir a quien busca? - Camila recupero un poco el aliento cuadrándose frente a esa desconocida que continuaba mirándola con aires de grandeza
-Busco a Vicente, tengo algunos asuntos personales sumamente importantes que ver con él-
-Bueno, yo soy su esposa, podría...-
- ¿Esposa? no recuerdo enterarme de que se hubiera casado- y la punta de esas palabras le atravesaron
-Bueno, yo para a sus hijos así que...-
-Bueno, yo alguna vez estuve a punto de parirle uno también, así que...- y levantando los hombros en imitación a su gesto la dejo sin palabras- Bueno, seas quien seas, toma, dile que me llame, él sabe mi número de contacto, así que no te preocupes, te dejo, que sigas limpiando o lo que sea que estás haciendo- sonrió dándole aquel paquete dejándola en la puerta sin poder decir ni una palabra.
"Flor Bravo" leyó en la parte del sobre donde pareciera existía un remitente.
Esa mujer era hermosa, tendría al menos unos cuantos años más que ella, cerca de 40 quizá, o un poco más, pero era realmente una belleza, caderas, pechos y cuerpo definido, el cabello perfectamente liso teñido de rubio, manicura y maquillaje impecable.
Era obvio que ese tipo de mujeres se ve así siempre, no como ella, con su cabello anudado sobre la cabeza y su mandil sucio, sus uñas llenas de masa y sus muñecas aun con pintura seca de la mañana al igual que su ropa.
Se sintió fea... fuera de lugar... compitiendo con alguien que hacía dos horas no sabía que existía.
Dejo el sobre en la oficina de Vicente, se dio un baño y se puso un vestido largo de invierno, intento acomodar aquel cabello alocado y fue por los niños a la escuela, mientras manejaba mirándolos hablar del colegio, intento recordar si alguna vez incluso por error Vicente le menciono que ya estuvo en camino a ser padre...
Era algo lógico, alguien con la reputación de Vicente no andaba por la vida tan invicto, y eso no era lo que le hacía merma en la cabeza, no, era el hecho de que no se lo hubiera contado.
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Las Cumbres
Teen Fiction"Una vez que encuentras al amor de tu vida, lo demás va en declive" esa era la frase que durante años definió los pasos de Vicente, jamás pensó volver a sentir amor, muchos menos a mirar a alguien y que se le acelerara el corazón... o al menos así f...