Capitulo Extra 6

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Las flores era una de las haciendas mas imponentes de Las palmas, se encontraba en el medio de Las Cumbres y lo que fue algún día El paraíso, pero hacia ya mucho tiempo que ese lugar se veía en decadencia.

Después de que su hermana y su padre muriera, para su madre se le hizo casi insoportable vivir ahí, y busco refugio con su tía Alba, ahora todo estaba bien, pero existió un tiempo en que no fue así, y la casa era vestigio de ello.

Desde que Amanda y él comenzaron a salir, no pisaron aquel lugar. Adán tenia un ligero miedo de que esa casa la arrebatara de él, parecía una tontería, pero a pesar de todos los buenos momentos que vivió ahí, al final de cuentas fue un lugar que se quedo a medias...

Jamás vio nacer ningún tipo de amor, por el contrario, por sus puertas solo salieron cortes fúnebres, y esos no eran sus mejores recuerdos.

Pero las flores estaban mas cerca que el pueblo, y para ese momento ni Amanda ni Adán podían contener aquel deseo.

Apenas entraron a la casa adán la levanto escaleras arriba haciéndola reír, adoraba eso de él, la manera en la que era capaz de tomarla en brazos y colocarla lo mas cerca de su cuerpo haciéndola sentir parte de él, con la misma respiración y el mismo anhelo.

Los besos se sentían apresurados, pero en cuanto entraron a la habitación se el mundo comenzó a ser sereno, Adán se tomo el tiempo de recorrer su cuerpo lentamente con amabas manos, apretó sus pechos cumpliendo un capricho con el que soñaba a diario, beso su cuello, recorrido su escote y se ahogo con la tela que cubrían su próximo paraíso.

Amanda no podía reconocerse en ese momento, apenas si podía abrir los ojos entre calores y gemidos, jamás se sintió tan libre en el sexo y si recordaba el pasado la verdad es que hasta ahora se daba cuenta que nadie había sido tan bueno, y eso parecía casi injusto para sus 27 años de existencia.

¿Cómo era posible que nadie la hubiera amado así?

Eso ya no importaba del todo, porque ahora estaba semidesnuda con Adán besando sus muslos diciendo cosas tan soeces que no hacienda mas que ponerla al mil.

Hasta este día supo que su interior sabia a miel, que sus caderas podían levantarse de manera involuntaria buscando mas y mas placer de aquella lengua caliente que la recorría de centro a punta como si deseara aprenderse esos pliegues de memoria.

Amanda no sabia exactamente como tocarlo, pero al parecer sus manos se movían más rápido que su razón, le quito la camisa tan rápido que apenas sanito su piel se vio en aquel contraste aterrador...

Adán era un hombre realmente guapo, y encontrar esa piel y ese cuerpo tan formado debajo de la camisa no era lo que esperaba, era como abrir una revista y ella estaba segura de que no parecía salida de una, ni si quiera podía recordar si tenia la ropa interior adecuada, aunque ahora poco importaba, porque aquí estaba, desnuda a merced de un hombre que parecía encontrar el paraíso en cada centímetro de su pie.

-Jamás en mi vida espere tato por alguien-

-Creo que jamás en mi vida me besaron tanto-

-Imposible- Adán rio

-Te lo juro-

-Bola de pendejos, una piel como la tuya se disfruta, unos pechos así... Dios es que cada vez que los toco me pongo mas y mas duro...- jadeo a mientras Amanda se cercioraba de que sus palabras fueran verdaderas tomando su erección temerosamente- no, si bombeas no voy a soportarlo...- suplico Adán alejándose de ella lentamente buscando pensar en las cuentas de la semana o lo que fuera que pudieran relajarlo un poco.

Pero no resulto, porque incorporarse la vio bajo su cuerpo, con las mejillas rojas, el cabello revuelto y ese azul brillando de lujuria por él. Finalmente estaba entre sus piernas y mientras tocaba sus pechos haciéndola estremecerse desde su centro hasta la punta de sus pies agradeció a la vida de que ningún mal movimiento la llevara a un pasado que no quería que recordara.

Con su nombre ahogado en su garganta entro en ella lentamente, con tanto cuidado que sintió como su piel se abría a su paso para recibirle... la vio arquear la espalda con un jadeo de deseo que apenas si pudo controlar, estaba hecha a su medida, aunque a ella le parecía particularmente mas grande que lo que alguna vez conoció.

Una vez que estuvo adentro no pudo parar, tomo su cuerpo de manera tan agresiva mientras le decía tantas cosas dulces y sucias al oído, se vio reflejada en el espejo del fondo de la habitación saltando sobre su erección mientras el le pedía que se tocara...

Ahí perdió el piso... ahí sintió como todos sus reflejos perdían coordinación, sus manos dejaron un camino carmesí en el pecho de Adán mientras ella le daba la más impresionante visión de su orgasmo, apenas llegaba al suelo después de aquella explosión, cuando la llevo nuevamente bajo su piel, tomándola sin parar haciendo que aquella serenidad que llegaba desapareciera arrastrándola de nuevo a aquel abismo...

-Adán siento que... siete que...-

-Déjate ir Bonita, te quiero para mí, quiero que escurras de mí, y para mí, vamos- suplico lamiendo sus labios y dando un mordisco a sus pechos mientras ella intentaba sin éxito contener aquel húmedo y escandaloso orgasmo que la dejaba completamente a sus pies.

Y justo cuando pensó que no podía sentirse mas suya, Adán la lleno con todo lo que guardo para ella durante esos meses, presionándola con fuerza haciendo que cada gota quedara donde debía de estar.

El silencio se hizo presente en aquel momento, Amanda no sabía que hacer o que decir, aquello era un desastre, pero se sentía tan bien que no podía dejar de sonreír.

-Eres la mujer perfecta... cada fantasía que tuve en mi vida se trataba de ti y yo no me había dado cuenta- susurro besando su cuello perdiéndose en aquel cabello revuelto.

-Siento que esta no soy yo... es como si toda la vida me hubiera visto en el espejo equivocado...-

-Pues me alegra que este espejo- bajo su mano hasta su erección- te de la vista que necesitabas-

-Pero que es eso Adán, ¿Cómo puedes? -

-Me entrene para ti, no quería quedarte mal- sonrió con malicia sabiendo perfectamente a que se refería-, así que simplemente lo imagine una y otra y otra vez, y ahora mismo creo que mi imaginación no hizo ni la mitad de justicia... y quiero descubrir en que mas se equivoca...-

Aquella noche ambos descubrieron las ventajas de hacer el amor, se perdieron en caricias, en risas y se encontraron casi al amanecer en ropa interior comiendo pan tostado con leche en la cocina.

Era perfecto, ese lugar ahora parecía tan perfecto con ella en él. No quería que se fuera jamás, verla dormir a su lado apenas cubierta por la sabana, y verla despertar envuelta en su piel...

No la dejaría irse, no podría permitírselo...

-Amanda...- se detuvo en la puerta con la ropa deportiva enorme que Adán le dio para llevarla a casa al medio día

- ¿Estas bien? -

-Se que pensaras que estoy loco-

-Eso no es algo nuevo- sonrió divertida

-Es en serio Amanda...solo no escapes ¿Bien? -

-Adán...-

-Por favor... cásate conmigo...- 

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