Agradecía bastante almenos poder llegar a oír un poco los grillos tras la pequeña ventana de rejas, era un sonido que le había agradado siempre, pero los de otras celdas no paraban de gritar, molestar y hacer bullicio. Dejó la libreta debajo de la cama y vió cómo Murdoc regresaba con un ojo morado junto a Russel quién lucía preocupado.
— No, las cosas no son así, no tienen porqué ser así, ¿bueno?. — Entristecido le discutía el de pieles oscuras.
— Sólo digo la verdad, Russel... por favor, déjame en paz, no quiero hablar... —.
— Yo... no creo que esa sea la verdad, ¿sí?, hay soluciones infinitas para todo... todavía tienes una vida por delante, estoy seguro de que las cosas van a cambiar y vas a estar bien... y hola, Stuart —.
Estaba tan concentrado en entender que había pasado que se olvidó de responderle, de alguna forma le daba pena.
— Ya deja de molestarme, Hobbs, no hay soluciones aquí más que esa, almenos para mí no las hay y tú sabes porqué lo digo, ya estoy cansado de esta mierda. —.
— Tienes razón, Murdoc, eres un enfermo y no hay soluciones para los enfermos porque no quieren verlas. —.
— ¿Qué más soy...?, ¿un parásito...?, tú mísmo lo dices a todo el mundo, ¿no es así?, un parásito enfermo y mala persona. —.
— Yo-... yo no... — Intentó explicar siendo interrumpido de inmediato.
— ¡¡HORA DE DORMIR!!, ¡APAGUEN LAS LUCES!. — Pasó el oficial cerrando las rejas mientras con su macana rozaba los barrotes.
— Malas noches, Russel, que duermas bien. Malas noches, Stuart. — Se recostó entristecido, le dió la espalda cubriendose por completo.
Russel se preocupó, ya estaba cansado, quería que algún día Murdoc tuviera su perspectiva.
Haciendose una bolita en el medio de la cama miró como descansaba el de pieles verdes mientras se preguntaba que era aquel gran misterio que ocultaba o cuales eran esos problemas que lo habían hecho ser así. Trató de descansar y entre tanta concentración comenzó a oír los grillos nuevamente, ahora las canillas que goteaban, los movimientos en las camas, comenzaba a delirar en el insomnio, parecía que era su infierno, muy seguramente sería la una de la mañana, y de repente, los sonidos volvían a oirse, cada vez mas molestos, cada vez más fuertes. Se tomó la cabeza agonizando, suplicando que hubiera silencio, suplicando que dejaran de enterrar esa bala en su cabeza, entonces soltó unos sollozos de dolor y eso se transformó en algo que ya no paraba, era peor todavía, estaba teniendo una migraña y no tenía píldoras para eso, se sentía adolorido, fué entonces que escuchó unos pasos de enojo y sintió que alguien lo tomó por la camiseta dándolo vuelta.— ¡¡¡CA-LLATE!!!. — Finalizó su comunicado con un sopetón en la cara.
— ¿M-Murdoc...?, ¿tienes-... una píldora...?. — Sobándose el rostro pidió.
— No es hora de drogarse, inmundo animal. —.
Comenzó a marearse un poco pero no paraba de tomar su cabeza adolorido, entonces en cuanto Murdoc lo soltó, se acomodó para ahogar su sollozo en el almohadón, era tan fuerte el dolor que ya no pudo moverse de esa posición.
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𝓣𝓸𝓷𝓲𝓰𝓱𝓽 [ꜱᴛᴜᴅᴏᴄ.]
Romance❝ La esperaza de Murdoc ahora es protegerme, la mía es su sonrisa. ❞ Una condena en la prisión parecería ser algo malo por la entidad que genera su sonido, pero ellos dos la utilizaron para adormecerse y sumirse en sus defensas aunque allí tuvieran...