Bostezó en su cama mientras rozaba el lápiz por el cuaderno, ya había tenido una charla con su mamá, ya había cenado y sólo faltaba que sus compañeros regresaran para dormir. La vela se estaba achicando, lucía muy linda, en especial lo tentaba a la libertad, había llegado a tener una crisis por pensar en la prisión cuando apenas empezaban a investigar el caso, la verdad es que eso le había quitado todo peso de encima cuando supo su condena, por lo tanto no se deprimía, quería tener la misma determinación de Russel de vivir cada día con felicidad, sin embargo no la alcanzaba, era un largo camino, un camino largo, largo un camino... camino largo, un... ¿uno era el camino o el camino era uno?.
Murdoc preparó el moco y lo escupió, ¡pero que puntería!, apagó la vela, entonces estaba apunto de asomarse a la cama victorioso pero lo vió dormido a él, su rostro cambió por completo, aunque le pareciera molesto, estúpido, inútil, inocente y desagradable, tenía que admitir que no se veía tan mal físicamente. Estaba descansando sobre el cuaderno, entonces asomó la cabeza por la puerta, no veía a nadie. Despacito quitó el cuaderno y lo cerró, luego lo dejó bajo la cama junto al lápiz que no había soltado hasta que él lo tomó. Se acercó un poco a su rostro, tenía unas inmensas ojeras, todo culpa de esa migraña... y en parte suya... sabía que habían enfermeras... pero... verlo ser débil libremente lo lastimaba... ¿por qué Stuart podía llorar por un simple dolor de cabeza?, ¿por qué desde que llegó nadie le hizo nada?, entonces entre sus pensamientos se decidió a apretarle la naríz, iba a asesinarlo por ser un cerdo desgraciado, pero lo vió arrugar la cara y respirar dificultosamente por la boca, unos quejidos salieron junto a un poco de sangre de su naríz y lo soltó, no podía hacer algo así, menos con un prisionero débil cómo él, un simple, inocente y dulce mocoso.
Enrolló la revista y primero le pegó a Murdoc, luego a Stuart para que Murdoc pudiera ver que no había privilegios ya, pues, era el tercer día, tres son multitud, asi que se merecía empezar a ser tratado como lo que era, una escoria de la sociedad solo por empeorar la vida de los pobres, normales y privilegiados.
Caminaron al desayuno fregandose los ojos, esta vez si que Stuart había dormido bien.
Se sentaron luego de llevar el desayuno y apenas empezaron a alimentarse, el de cabellos azules recordó lo de ayer, entonces tomó su bandeja y los despidió, caminó al pasillo gigantesco de las celdas y dejó su comida en el suelo, se sentó en posición de indio y comenzó a desayunar realmente.
Se cruzaron las miradas y Murdoc hizo silencio, Stuart escapaba, ambos lo sabían.- Te está evitando. -.
- Lo sé. -.
- ¿Que opinas?. -.
- Cómo debería ser. -.
Contó las luces recostado en el medio, tenía que llevar la bandeja pero el suelo estaba frío y no sabía como no podía despegarse, se sentía agradable. Habían cámaras, el suelo estaba marcado, entonces se paró para un mejor panorama, era un recorrido bastante camuflado o almenos eso parecía, supuso que era para oficiales, habían puntos algo notorios dónde solían pararse los mismos a vigilar, tenía un poco memorizado como lo hacían, entonces chasqueo agradecido y tomó la bandeja para llevarla a dónde debía.
Siempre con la cabeza metida en esas hojas, por eso supo que Russel tenía razón cuando dijo que lo que le molestaba de Stuart era lo diferente que era a él, Murdoc nunca se podría concentrar en un dibujo o quedarse callado, por eso rompió el silencio mientras se reposaba en la reja fingiendo estar calmado.
- Te gusta dibujar, eh. -.
- ... - En su silencio empujó sus cejas, parecía mostrar enojo y eso era suficiente para que Murdoc agradeciera darse cuenta de que realmente no lo ignoraba del todo. - Diablos, luces va con "s"... -.
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𝓣𝓸𝓷𝓲𝓰𝓱𝓽 [ꜱᴛᴜᴅᴏᴄ.]
Romance❝ La esperaza de Murdoc ahora es protegerme, la mía es su sonrisa. ❞ Una condena en la prisión parecería ser algo malo por la entidad que genera su sonido, pero ellos dos la utilizaron para adormecerse y sumirse en sus defensas aunque allí tuvieran...