- ¡CORRE IDIOTA! - Russel lo apuró.
- ¡¡PUUUUUUUUUUUUTAAAAAAA!! - Direccionando el sonido con sus manos le gritó a Serpiente.
- ¡¡¡TÚ LO ERES MÁS, ACE!!! - Se escuchó del otro lado del muro.
- ¡¡¡TE VOY A EXTRAÑAR!!! - Emocionado aclamó el narizón.
- ¡¡¡¡SALGO EN UN MEEEEEEEES!!! - Le aclaró Serpiente, fué lo último que escuchó salir de su voz.
Corrieron entre los árboles, llegaron hasta la calle, un auto pasaba por ahí, suficiente para ambos. Ace se quitó la pistola de la ropa interior, corrió hacia el coche y amenazó a la persona, Russel lo siguió por detrás, le daba tanta pena ver eso, él no era malo, no le gustaba provocar esas cosas en la gente, no sentía que la criminalidad encajara con él, su naturaleza no era esa.
Pasaron horas y horas de manejo, había silencio total, en un momento se durmió, lo cuál no debería de haber hecho, sin embargo, las cosas se veían lo suficientemente estables como para hacerlo, la conductora era una mujer jóven de cabello negro, no parecía muy asustada pero si algo molesta, estaba tranquila, parecía cómoda manejando a grandes velocidades, sabía que tenía similitud a alguien pero no podía recordarlo, quizás a Stuart, la naríz era muy similar, pero... realmente los extrañaba a ambos, en especial a Murdoc, había sido como un hermano para él, ¿por qué realmente lo habían abandonado?, deseaba almenos saber la razón.- Si, todo se estaba derrumbando, ella lo hizo, no me importa actualmente, que se vaya al demonio. - Se quejaba Stuart.
- Pero que poca dignidad tiene, cómo algunos aquí. - Luego de un sorbito aportó Noodle llevando su mirada a Murdoc en la última frase.
- ¿Por qué me miras?, yo no engañé a nadie, nunca tuve una relación seria. - El de pieles verdes sacó una taza de la alacena.
- Tampoco pareces del tipo que conozca que es "enamorarse". - La asiática le recordó con algo de maldad.
- No digas estupideces, si tuve mis monentos de juventud estúpida en la que esas cosas me pasaron. - Se molestó aún con la taza en su mano.
Stuart enterró la mirada en su propio plato, no quería hablar sobre Murdoc y amor, eran temas que le gustaban pero juntos ni loco.
- Siempre tuve la teoría de que Russel y tú se tenían algo. - Soltó Noodles haciendo que el peliazul comenzara a tocer luego de atorarse, Murdoc dejó la taza en la mesada y corrió alrededor hasta Stuart, luego de hacerlo escupir, lo miró con muhca molestia. - Se ve que le impresionó mucho, Muds. -.
- Perdón, no me lo esperaba... - Miró al pelinegro con algo de vergüenza.
- Presta atención. - Le palmeó la espalda aún con ese rostro de molestia.
La charla continuó y él sólo quedó en silencio, ni siquiera prestaba atención con tal de poder ignorarla hasta no oírla, no tenía muy bien en claro porqué le molestaba, quizás el pensar en Murdoc estando con tantas personas o teniendo una vida romántica y sexual activa resultando llamativo para la gente le molestaba, no tenía una razón, simplemente... no quería imaginarlo, porque de esa forma no se iba a poder olvidar de que él sólo era uno más del montón cuando viera a Murdoc a los ojos, y pensar que se había sentido tan especial... pensar que él no conocía nada de ese idiota, no tenía porqué ser especial, sólo habían tenido un cruce casual de palabras, si, muy sólo, muy sólo pero rodeado de gente real, gente que de verdad lo quería.
- Los veo más tarde. -, saludó Noodle interrumpiendo sus pensamientos.
Posicionó el teléfono frente a su cara, lo miró desde arriba con entendimiento.
- Llama a Rachel, lo que hablamos hoy. - Muy serio le ordenó el de pieles verdes.
- Es una llamada muy cara... - Incómodo respondió Stuart.
- No me interesa, a Noodle menos, hazlo. -.
- Nos voy a meter en problemas. -.
- Hazlo, Stuart, ¿o prefieres no ver más a Russel?. -.
Tragó saliva, miró los botones del objeto con lejanía, entonces, tomó el teléfono y comenzó a marcar el número con nervios, incluso el sonido de llamada le generaba un dolor de estómago punzante, simplemente aterrador.
- Ho-hola... ¿m-mamá? -, nervioso saludó.
- ¡STUART, HIJO MÍO!, lo ví en las noticias, ¿qué pasa?, ¿estás bien?, ¿dónde estás?, ¿con quién estás?, ¿Murdoc está ahí?, ¿puedo hablar con él?, ¿estás sano? -.
- Ma, tranquila... necesito pedirte un favor, Murdoc y yo vamos a enviarte dinero, suficiente para pagar una sentencia, quiero que preguntes si se puede retirar a Russel Hobbs, necesitamos que lo saques, avísanos si puedes, llama a este número, ¿sí?, una vez que lo hagas te enviaremos más dinero para que pagues su boleto a Estados Unidos, en caso de que su sentencia no sea pagable, también llamanos, por favor, no informes nada a la policía, ¿bien? - Hablando algo calmado iba leyendo algunas palabras claves de lo que Murdoc le había escrito en una hoja de papel.
- ¡Si, lo haré!, pero por favor, corazón, cuidate mucho, ¿si?, hazme saber que estás bien, dejame hablar un poquito con Murdoc. -.
- Estoy bien, te lo aseguro, te paso con Murdoc. -.
Le mostró el teléfono, el de pieles verdes puso un rostro de confusión, ¿qué acaso no aprovecharía para hablar con su hijo en vez de él?
- ¿Alo, Rachel?, ¿qué me querías decir? - Aún confundido le habló Murdoc.
- Murdoc, hijo mío, ¿cómo estás?, ¿Stuart está bien? - La madre del peliazul preguntó con dulzura.
- Eh, bien, creí que él te lo había dicho, se ve bien. - Comenzando a jugar con el pelo de Stuart le respondió.
- Gracias, dime, corazón, a Stuart no le gusta contarme las cosas, ¿dónde están?, ¿con qué más puedo ayudarlos? -.
- Yo-... eh... Nueva York, en la casa de una amiga. -.
- ¡¿NUEVA YORK?!, ¡ES MUY LEJOS! -.
- Lo lamento, Rachel, yo lo convencí, él realmente tenía mucho miedo. -.
- Por Dios, te pedí que lo cuidaras, Murdoc... -.
- Y lo hice, lo sigo haciendo, lo juro... - Comenzó a acariciarle la mejilla a Stuart.
- Por favor, ya vuelvan aquí... cuídense demasiado, por favor, te lo suplico, Murdoc, cuídense, Stuart es un idiota, ya vez lo que viene viviendo... -.
- Si, si, lo voy a hacer, tranquila, ya, nos tenemos que despedir, ¿sí?, cuídate tú también. -.
- Gracias, Murdoc, saludos para los dos, espero el correo. -.
Devolvió el teléfono a su lugar, llevó su mirada a Stuart y se quedó quieto, el muchacho lo miraba embobado con una sonrisa.
- ¿Qué-...?, ¿por qué... me miras así...? - Abriendo los ojos enormemente preguntó Murdoc algo desconcertado.
- Tienes algo en la cara... - Pestañeo lento.
- ¿Qué es?, sacamelo, tonto. - Se tocó el rostro.
- Te quiero... - Lo abrazó de la cintura para dejarlo nervioso, por Satán, ¿cómo no se daba cuenta?, esas caricias y ese jugueteo eran embriagantes, a Stuart lo hacía sentir simplemente cómo algo más que un amigo para Murdoc... y este último... todavía no lo entendía pero ciertamente le agradaba.
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𝓣𝓸𝓷𝓲𝓰𝓱𝓽 [ꜱᴛᴜᴅᴏᴄ.]
Romance❝ La esperaza de Murdoc ahora es protegerme, la mía es su sonrisa. ❞ Una condena en la prisión parecería ser algo malo por la entidad que genera su sonido, pero ellos dos la utilizaron para adormecerse y sumirse en sus defensas aunque allí tuvieran...