Acababa de terminar aquél juego, comenzaba a tener una cercanía con ella que lo hacía sentir su hermano y le agradaba bastante, Noodle siempre sabía que hacer, le encantaban los juegos de mesa en grupo, en sí quería estar acompañada, normalmente era aburrido ser la única sobreviviente de aquél proyecto horrible. Volvió a tirar el dado comenzando otra partida.
- No te preocupes por eso, creo que Ace quiere quedarse aquí. - Destacó una sonrisa.
- Entiendo, no quieres estar sóla. - Se avergonzó un poco.
- Si-... pero, no lo sé, Stu, todos tienen su vida ya, me siento como una mocosa buscando algo en esta vida. - Movió su ficha.
- Quizás... ¿irías con nostros a Inglaterra? - El peliazul inclinó la cabeza en signo de simpatía.
- No sé si me dejen, tendría que vender la casa y sería complicado. - Le entregó el dado a Stuart.
- Podría ser divertido, salimos todos los viernes los cinco, entramos a bares, jugamos al pool. - Se lo imaginó con una sonrisa, era lo mejor.
- ¿Y si lo hacemos este viernes antes de que se vayan? - Preguntó con algo de nervios, a veces le daba miedo las respuestas que podría recibir que rompieran su ilusión.
- Definitivamente si, carajo, sería lo mejor, estoy seguro de que Murdoc va a aceptar, supongo que Russel es conductor designado. - Le guiñó un ojo provocando que la chica se riera alegre.
- También soy niñero designado, ¿no es así?, vamos, arriba, a cenar, ya está servida la comida. - Se asomó Russel por detrás del sofá en la sala de estar.
Ambos se levantaron y Stuart pensó por un momento antes de seguir a Noodle hasta el comedor.
- Voy a comer afuera con él, perdón si no los acompaño... - Declaró el peliazul.
Russel levantó una ceja y de inmediato Stuart se puso algo nervioso.
Abrió la puerta y rápido lo localizo, sentado justo al costado de unas plantas.
- Lindo. - Pronunció como un llamado, se rió un poco al ver que Murdoc no volteó a verlo. - Muds. - Ahora volvió a alzar la voz para tener su atención.
- Hola. - Lo saludó algo indiferente.
- Te traje la cena, ¿no tienes frío aquí afuera? - Se acercó hasta él.
- Ah, gracias. No, tranquilo. - Tomó el plato con sus manos.
Se sentó a su lado y colocó su propio plato en sus piernas, lo miró de reojo con alegría.
- Eres lindo cuando te vez tranquilo. - Cortó un pedazo de carne, Murdoc quién se estaba por tragar uno acabó ahogándose para toser como un perro, a Stuart le dió risa, obvio que le golpeó la espalda pero...
- Satán, Stuart-... - Se miró algo nervioso.
- No sé porqué te impresionas, siempre te digo lo lindo que eres. - Se rió un poco.
- No, dices que mi cuerpo lo es, no yo-... - Se concentró en el plato.
- Lo eres Murdoc, eres muy lindo. -.
- Gracias-... no sé... -.
- ¿Te enojaste con Noodle? -.
- Para nada, estoy acostumbrado a que me castigue así, solamente creí que esta vez no iba a ser tan pesado, ya sabes-... - Escondió su mirada llevándola a otra dirección.
- Querías que te acompañara, ¿no? - Se inclinó un poco buscando que le mostrara su rostro.
- Quizás-... -.
- Perdón, Noodle quería jugar un juego de mesa conmigo, en realidad quería quedarme contigo pero no podía rechazarlo, es como una hermanita menor. -.
- Entiendo... -.
- El viernes vamos a salir los cinco a un bar si es que tú y los otros dos aceptan, ¿que dices? -.
- Hace tiempo no pisaba uno, me gusta la idea supongo. -.
- Me vas a cuidar y guiar con los tragos, ¿no? -.
- No te vez como un borracho, lo voy a hacer gratuito. -.
- Pues obvio que lo harás gratuito, soy tu amigo. -.
- Eres más que eso para mí, Stuart. - Sonrió un poco y le acarició la mejilla con su pulgar, simple acción que hacía que él respondiera nervioso, no sólo la acción, la sonrisa de Murdoc le resultaba algo embriagante y atractivo, obvio que eran algo un poco más que amigos, pero eso no era oficial, de alguna manera lo llegaba a sentir así pero no aceptaría sin antes una aclaración.
- ¿Entonces que soy para tí, Murdoc...? - Se acercó un poco, la mano del de pieles verdes se deslizó hasta su mandíbula y mentón.
- La vela que se destacó en la oscuridad de mi celda... - Lo miró a la boca y luego a los ojos, volvió a hacer lo mísmo unas tres rápidas veces.
- Si vamos a jugar con esas cosas entonces fuiste la llave de mis grilletes. - Se rió un poco, luego tragó saliva, la mirada de Murdoc ya no iba en broma, presentía nostalgia en la quizás unión, pero no eran los mismos sentimientos, eran emociones. Lento ambos se acercaron, pudo sentir la cálida respiración del peliazul en su boca hasta que esas sensaciones que lo electrificaban se desvanecieron de inmediato en cuanto Russel abrió la puerta y se quedó mirándolos por un rato con algo de confusión.
- Yo-... venía a preguntarles si quieren algo de tomar... perdón, no quería interrumpir en-... lo que sea que estén haciendo. - Seco se expresó Russel.
- Eh-... no gracias Russ, yo no quiero, más tarde entramos. - Stuart volteó apenado.
- Si-... lo que dijo él... - Murdoc balbuceó.
Cerró la puerta y ninguno de los dos se atrevió a mirarse a la cara, bueno, almenos Stuart lo vió un poco al rostro y sólo vió pura decepción, vergüenza y molestia sobre todo, eso lo ponía nervioso. Suspiró, se levantó tomando su plato y le ofreció la mano a Murdoc, él sólo colocó el plato sobre el del muchacho, cierto, esa noche no iban a dormir juntos y no sólo era por el castigo de Noods.
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𝓣𝓸𝓷𝓲𝓰𝓱𝓽 [ꜱᴛᴜᴅᴏᴄ.]
Romance❝ La esperaza de Murdoc ahora es protegerme, la mía es su sonrisa. ❞ Una condena en la prisión parecería ser algo malo por la entidad que genera su sonido, pero ellos dos la utilizaron para adormecerse y sumirse en sus defensas aunque allí tuvieran...