- ¡PREGÚNTALE, VAS A VER!, ¡TE VA A DESPEDIR, INÚTIL! - Le escupió el zapato.
Suspiró aborreciendo su trabajo y abrió la puerta tras de sí, ¿quién carajos era ese enfermo desnudo con una manta atada a la cintura en frente de la casa de su jefa?
Abrió la puerta y abriendo los brazos le gritó "¡HALLOO!", a lo que Murdoc hizo lo mísmo y se saludaron con un abrazo.- Murdi, creí que nunca volverías a visitarme, ¿qué te pasó?, ¿qué haces así?, te extrañaba. - Ya direccionandolo para que entre, Noodle lo atacó con preguntas.
- Tengo tantas cosas que contarte... ¿te molesta si te pido ropa prestada?, tengo a mi amigo también desnudo en el auto, luego lo vas a entender, no te asustes. -.
- Si, eh, tú, traeme algo por favor, dos camisetas, dos pantalones cortos, dos pares de medias y... ¿que talle son de todo...? de monento me olvidé de preguntar eso... - Señalando al anterior empleado le habló.
- Con que sea suelto está bien. -.
- Perfecto, de paso traeme algun calzado básico para que anden aquí en casa. - Le indicó al muchacho el cuál asintió, se dió la vuelta y fué en busca de las prendas. - Dime, Murdi, ¿quién es el chico? - Sonrió la asiática.
Se acercó más a ella, ambos se pusieron mirando en la dirección de la camioneta, estaban atentos.
- Se llama Stuart... es lindo, ¿no? - Embobado con la estupidez del peliazul lo presentó Murdoc.
- Si, un poco... ¿De qué lo conoces?, ¿están en algo? -.
- De la prisión, no estamos en nada, creo que ninguno de los dos es homosexual, o no lo sé, sabes que yo le voy a los hombres también... -.
- ¡¿De la prisión...?!, no parece del tipo que haya pisado una... -.
- Lo inculparon y fué encerrado por transporte de cocaína... a mí también me encerraron... -.
- ¿Por eso no venías...?, carajo, Murdoc, ¿no pudiste simplemente llamarme para que pague tu fianza? -.
- Me sentía un abusador si te pedía que la pagues. -.
Llegó el hombre con la ropa bien doblada y se la entregó directamente al de pieles verdes y pidió permiso para ir hasta la camioneta. Abrió la puerta y se subió por un momento.
- Ya traje ropa, sube los brazos. - Reposando las prendas en el asiento sujetó una camiseta.
Cumplió con el pedido de Murdoc y segundos después se dió cuenta de que lo estaba vistiendo, ese día se sentía tan raro, fácilmente se ponía nervioso, ni siquiera entendía la razón. Se bajaron del auto y caminó a su lado un poco avergonzado.
- Hola. "Stuart", ¿no es así? - Saludó la muchacha.
- Hola-... si... eeeh... ¿Noodle? - Esquivó la mirada con preocupación.
- Si, un gusto, vamos pasando, aquí afuera hace frío. -.
Cruzado de brazos sonrió a el peliazul, le revolvió el cabello, se notaba lo incómodo que se sentía, muy probablemente ese estado era por sentirse tan ajeno a todo lo de alrededor.
- Entonces nos tiramos, hehe... de ahí tuvimos un par de problemas pero nadamos hasta un estacionamiento que había visto antes, la altura no era tanto a diferencia del lado de los barcos. - Contaba Murdoc memorioso, la muchacha parecía disfrutar oírlo, se veían como amigos cercanos, la verdad es que empezaba a dudar de si realmente era un tipo solitario.
Caminaron por el pasillo superior del lugar, sacó una llave de su bolsillo y abrió la primera puerta.
- Este es tu cuarto, Stuart, si tienes alguna incomodidad o necesidad, sólo dímelo, no dudes en pedir ayuda si la precisas. - Sonrió la muchacha.
- Gracias, en serio, eres muy amable... -.
Le dió la llave a ambos, el de Murdoc estaba justo al lado, quizás lo ponía algo nervioso tener que volver a estar sólo.
- Tengo unas cosas que hacer, los dejo libres, cualquier cosa avisenle al muchacho de antes, más tarde vuelvo, discúlpenme. - Se despidió.
Ambos la saludaron y rápido Stuart volteó a ver la cama, era grande.
Cerró la puerta suspirando y caminó un poco por ese lugar, se sentía perdido, muy lejos, un poco lastimado, quizás eran todos esos cambios en su vida que tan repentinamente estaban pasando, todo había salido tan bien que le preocupaba cuál sería el pago que tendría que dar por su tranquilidad. Se tiró a la cama descansando la cabeza, su cuerpo le pedía energía y él no tenía de dónde sacarla.Un cielo nocturno, se sentía cómo la mierda, por alguna razón tenía náuseas, su cuerpo estaba pesado y le costaba abrir los ojos. Alrededor no había más que una habitación desconocida. Caminó fuera del lugar, una maldita migraña y claro, justo cuando no tenía las pastillas lo molestaba. Reposó todo el peso de su cuerpo en la puerta y suspiró tomándose la cabeza, entonces miró a su lado, dudó un poco pero entró igual.
- Murd-... - Iba a preguntar algo pero rápidamente se puso serio ante esa escena, abría los ojos tan grande como podía, quizá lo hacía para poder ver todo de mejor manera, quizá también buscaba respuestas y quería tener un enorme paborama, pero la verdad es que sólo buscaba demostrar su reacción.
- ¿Qué? - Sosteniendo a la muchacha de la cintura con una mano para quitar el cigarro de su boca con la otra le preguntó.
Un portazo dejó la habitación en silencio. Bajó por las escaleras rápidamente, de primero buscó con la mirada a Noodle, quién estaba leyendo algo en la cocina, entonces, se acercó tembloroso a ella.
- E-eh... ¿tienes algo para el dolor de cabeza? - Aún con esa mirada exaltada preguntó, movía la cabeza, la muchacha no entendía que es lo que buscaba viendo todo el panorama pero de todas maneras fue hasta la heladera y buscó una pastilla.
- Aquí tienes, ¿pasa algo?, pareces drogado. - Entregándole la tableta completa lo interrogó.
- Nada. Gracias. - Se dió media vuelta y subió nuevamente.
Otra vez miró a la enorme cama, ¿qué carajos le pasaba?, ese dolor de cabeza estaba aumentando mucho peor. Sacó varias pastillas y se tragó tres de las mismas, luego apagó las luces y se hizo una bola en la cama, todavía seguía preguntandose lo mísmo, no sentía ningún tipo de reacción y eso le aterraba.
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𝓣𝓸𝓷𝓲𝓰𝓱𝓽 [ꜱᴛᴜᴅᴏᴄ.]
Storie d'amore❝ La esperaza de Murdoc ahora es protegerme, la mía es su sonrisa. ❞ Una condena en la prisión parecería ser algo malo por la entidad que genera su sonido, pero ellos dos la utilizaron para adormecerse y sumirse en sus defensas aunque allí tuvieran...