Pov Carter
Cuando la figura de Annia desapareció de mi campo de visión, cambié mi objetivo al imbécil que tenía al lado quien subía y bajaba las cejas repetidamente con una sonrisa burlona en su boca.
Definitivamente iba a matarlo.
Sabía que quería provocarme, lo conocía mejor que a mí mismo y no iba a caer.
- Así que... Hay una chica. Ya entiendo por qué no supe nada de ti en este tiempo.
A la mierda. Por supuesto que iba a caer y él lo haría conmigo.
No aguanté mucho más y me lancé sobre su cuerpo derribándolo en el suelo para poder comenzar a golpearlo.
Esto es mucho más normal de lo que parece, puedo asegurar que no hay nada de qué preocuparse.
La verdad es que teníamos una especie de juego entre nosotros, en el que cualquier emoción fuerte era una excusa válida para golpear al otro. Tenía muchos años sin hacer algo así, pero hoy mi felicidad estaba por los cielos y no encontré otra forma de compartirlo.
Totalmente contradictorio a lo que estaba haciendo, pero se lo merecía por interrumpir así.
Un poco extraño, lo sé.
Surgió un día a nuestros apenas 8 años de edad cuando su familia se encontraba de visita para dar la bienvenida y reconocimiento al pequeño recién nacido Milo. Azriel estaba tan emocionado de verme que nunca notó el pedestal con una escultura enorme detrás de él en lo que dábamos un paseo.
Eso que están imaginando, fue justo lo que pasó con la decoración.
Para no causar disgustos entre su familia y la mía, asumí la culpa por completo. No quiero entrar en detalles, pero fui castigado severamente en el transcurso por ser un adorno más valioso de lo que creí. El pequeño yo, utilizó su mentalidad de futuro rey que da la cara por su gente y falló en el proceso.
Posterior a este suceso, fue hasta mí habitación a escondidas para pedirme perdón y llevó un pastelito consigo. Se sentía tan avergonzado que incluso me pidió golpearlo. Por supuesto que acepté y luego de eso me aseguré de consolarle curando su ojo lastimado al mismo tiempo que se comía el postre, convirtiendo un juego en una tradición.
- ¡Basta! ¡En la cara no! - Se removía debajo de mí con las carcajadas saliendo de nosotros con sinceridad. Este era uno de mis momentos favoritos en la vida, sin protocolos, ni falsedad lo que me hacía incluso más feliz de lo que ya estaba.
Luego buscaría la forma de vengarme por completo...
Un momento.
¡Carajo!
¿Estuve a punto de besar a Annia?
Mierda.
¡Estuve a punto de besar a Annia!
No me entraba en la cabeza la cantidad de problemas que podría traerme eso en el futuro, hasta ella misma podría salir perjudicada, cosa que, por supuesto, no quería, pero no me importó. Por un instante el riesgo valió la pena y me preocupaba seguir pensando de esa manera.
- La próxima vez... - Me recosté en el suelo a su lado e inhalé hondo tratando de recuperar no solo el aliento, si no mis pensamientos ante mí acelerado corazón. - No llegues de sorpresa. Aunque te digo desde ahora que espero no haya una próxima vez, porque no voy a tolerar esto dos veces.
- ¿Ya puedo preguntar? Necesito saber de dónde apareció ella. No creo que sea algo por diversión y ya, normalmente llegan a tu habitación, no van hasta el salón de música.
ESTÁS LEYENDO
La chica del caos
FantasyEn lo profundo del bosque, de un mundo donde las personas parecen ser todas similares de apariencia, una joven chica se mantenía oculta en su cabaña a la espera de su libertad. Viviendo día y noche entre el mismo territorio, sin poder ir más allá po...