Pov Annia
Antes de darme cuenta, los días ya habían pasado su curso y luego de tres semanas de mucho esfuerzo estábamos en esa etapa tan importante para mí estadía.
Debíamos hacer la demostración ante el rey del avance que Milo había tenido, por suerte este era bastante. Pero eso no quitaba mi nerviosismo y que llevaba toda la mañana rezándole a cualquier dios que quisiera escuchar mi llamado.
Mi vida no se había basado en algo más que no fuera este entrenamiento. Metí mi cabeza de lleno durante el día pensando posibilidades y cambiando estrategias para que todo pudiera salir bien. Necesitaba que todo saliera bien. Quería quedarme aquí, quería poder disfrutar un poco más de estos paisajes y esta vida tan alocada que se llevaba dentro del palacio. Le expresé muy pocas veces este deseo a mi querido alumno, para que no sintiera la presión. Sin embargo, creo que igual lo captó porque dio lo mejor de sí para ayudarme.
Creo que le estaba cayendo bien y ahora también podía decir que tenía un amigo.
El único problema era el que venía en las noches.
Cuando tenía la oportunidad de volver a la realidad y me daba cuenta de que no me quedaba mucho tiempo, ya que necesitaba irme de regreso a mi hogar para poder llegar a la par que mi madre.
Ella no debía saber que me había ido, pero yo ya no podía dejar atrás esta nueva vida.
Estaba tan confundida con el futuro que luego de cenar, me encerraba en mi habitación a caminar de aquí para allá pensando que hacer, jalando mi cabello rubio al saber que era su culpa mi situación. Me tiraba en la cama a llorar desesperada por pensar en regresar a mi encierro, rogando una y otra vez que no volviera a ser así, hasta que me dormía. Incluso llegué a soñar que estaba de vuelta y me ahogaba aún más en lágrimas al creer que la oscuridad de mi cuarto era la misma de mi cabaña.
¿Qué haría ahora? ¿Simplemente tenía que olvidar todo lo que había sucedido para seguir con mi vida de antes encerrada? Esa no podía ser mi única opción, pero mi madre no aceptaría que estuviera junto a un príncipe en el palacio.
Ya era una adulta, tenía que poder revelarme en su contra para que pueda vivir mi vida más allá de su sombra. Pase lo que pase no volvería ahí, eso estaba claro. Mucho menos después de conocer a Carter... Y a Evie, Milo, incluso logré conocer a otros compañeros de la morena. A quien engañaba, principalmente era por ese chico del bosque.
Recordar la situación en el salón de música me llevaba desde la desesperación a la alegría, era uno más de mis conflictos en el interior de mi mente debido a que aún no habíamos hablado sobre eso y no sabía si sucedería en algún momento porque de hecho aproveché la estadía de su mejor amigo para alejarme un poco y evitar esa conversación.
No quería caer en la verdad y saber que era un error. Por supuesto que era una equivocación, no se iba a interesar en la patética chica que conoció en el bosque, seguramente tenía a miles de mujeres detrás, yo no valía nada en comparación y tampoco significaría un cambio en su vida.
- Annie, está todo listo. - Evie se asomó por la puerta de mi habitación sobresaltándome por la dirección en la que estaban yendo mis pensamientos.
- Muy bien, manos a la obra. - Sacudí un poco mis manos para soltarme y la seguí. Ya lograba orientarme un poco más sin su ayuda, pero igualmente seguía a mi lado para ser algo así como mi doncella. - ¿Cómo crees que salga todo?
- No te preocupes, va a salir según lo planeado. Lo harán bien.
- Fue tan poco tiempo, estoy nerviosa.
- Tienes que ponerle un poco de fe y confianza al príncipe, se esforzó mucho en la preparación.
Mordí mi labio para intentar aliviar la angustia, pero no fue suficiente para detener mis palabras.
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La chica del caos
FantasyEn lo profundo del bosque, de un mundo donde las personas parecen ser todas similares de apariencia, una joven chica se mantenía oculta en su cabaña a la espera de su libertad. Viviendo día y noche entre el mismo territorio, sin poder ir más allá po...