Capítulo 17

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Los rostros sorprendidos no tardaron en aparecer entre los presentes. Es cierto que las flechas no estaban totalmente centradas, ni habían sido los tiros más precisos, pero antes ni siquiera rozaba la diana, eso debía sumarme puntos.

No era muy usual utilizar ballestas ya que son mucho más lentas que un arco, sin embargo, él no era parte de la guardia real y de hecho contaba con su propia seguridad personal. Me parecía perfecto para la situación y creo que fue una gran elección porque no tardó en aprender cómo usarla.

- Continuaremos con algo de cuerpo a cuerpo. Cualquiera sabe lanzar golpes al aire, pero ¿Planear una estrategia y ser el vencedor? Eso es mucho más complicado.

Seguí anunciando las actividades que teníamos preparadas, las cuales no eran demasiadas ya que queríamos enfocarnos en que pudiera acertar esos cinco tiros. Por ejemplo, en el combate agregué unas dagas y mucha más agilidad para lo rígido que era antes. Su contrincante quedó en el suelo más rápido de lo que podían esperar dándome una victoria más.

Con la espada ya tenía mucho potencial, se lo agradecía a quien sea que le haya enseñado, lo único que hice fue incrementar la precisión al golpear porque dudaba demasiado. Todas estas cosas eran simples, tan fáciles de aprender con un buen profesor que yo misma lo sabía desde mi niñez. Pero también eran muy útiles ante cualquier situación de peligro, desperté ese instinto de alerta que antes no tenía y salió perfecto. Incluso mejor de lo que practicamos.

Carter aprovechó la atención en su hermano para escabullirse con cuidado hasta llegar a mi lado.

- No creí que serías tan buena tutora. Pensé que tú especialidad sería el arco y bueno... Tus cosas, mágicas. - Hizo un gesto con las manos explicando eso último. - Ya estaba preparado para tener que intervenir en caso de que no saliera nada bien.

- ¿No confiabas en mí, incluso después de demostrártelo?

- No confiaba en él. Es pésimo, no entiendo cómo lo lograste.

- Digamos que aprendo rápido. Nunca pensé hacer algo así, pero mi primer arma fue una ballesta, me conocía el terreno. Solo quise ir por un reto más difícil. - Le miré con suficiencia fingida para volver a Milo, cuidando sus pasos desde lejos. - Debo admitir que él es algo...

- ¿Vanidoso? ¿Pedante?

- ¡Oye! No exageres. - Le defendí entre risas. - Es solo que... Puedo notar que esto no le gusta demasiado. Sentí que solo trato de ayudarme.

- No lo dudes, es todo un ratoncito de biblioteca. Es por eso que no logro entender como pusiste transformar eso en... Esto.

- Soy buena convenciendo a las personas. Tal vez la suerte si está de nuestro lado. - Me acerqué a él para hablar en su oído y bajé mucho más el tono de mi voz. - O puede que sea... La magia.

Abrió sus ojos con sorpresa y me miró acusándome.

- ¡¿Usaste tus chispitas mágicas sobre él?! - Susurró de una manera que parecía un grito de ayuda en voz baja.

- ¡Hey! No le digas así. Y no, no lo hice. Era un chiste.

O eso esperaba, porque para este punto, ya no sabía si de verdad la suerte de principiante era la responsable de todo. Preferí confiar en vez de pensar en ello.

- ¿Sabes? Él está más ilusionado de lo que crees con todo esto. Puede que no lo parezca, pero le gusta ayudar a las personas y creo que se encariñó mucho contigo. No sé si tú podrías... Ayudarle a entender que lo hizo muy bien y que estoy orgulloso. Nunca lo creerá si yo se lo digo.

La chica del caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora