ʟᴀ ꜱᴀɴɢʀᴇ ᴅᴇ ᴍɪꜱ ᴍᴀɴᴏꜱ

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El siguiente capitulo puede tener contenido que resulte incomodo para algunos lectores, leanlo bajo su responsabilidad.

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Negai ya era una adolescente de diecisiete años recién cumplidos, apenas una niña en el borde de la adultez.

La noche había caído, y ella se encontraba esperando en un callejón oscuro, el único refugio temporal mientras Dabi estaba fuera buscando comida. La promesa de su hermano de regresar en menos de media hora se sentía cada vez más lejana mientras el tiempo pasaba lentamente. El callejón estaba envuelto en una quietud inquietante. La falta de movimiento y la penumbra hicieron que la espera se volviera interminable y aburrida.

Negai trató de distraerse, pero la ansiedad y la soledad comenzaron a pesar sobre ella. Decidida a hacer algo para pasar el tiempo, se levantó y decidió dar una caminata rápida, esperando que el aire fresco ayudara a calmar sus nervios. Mientras caminaba por las calles desiertas, una sensación de inquietud la acompañaba. Los ecos de sus pasos se mezclaban con el sonido distante de la ciudad, creando un ambiente casi surrealista. En su mente, la expectativa de que todo volvería a ser normal con el regreso de Dabi la mantenía a flote.

Estaba tranquila, sumergida en el silencio de la noche, dejando que la brisa fresca acariciara su rostro mientras sus pensamientos vagaban por los recovecos de sus recuerdos. La calma del momento se desmoronó abruptamente cuando un auto deportivo se detuvo en la acera frente a ella. El sonido del motor se apagó con un rugido bajo, y la puerta del vehículo se abrió de golpe, golpeando el bordillo con un ruido seco.

Una mujer, con el cabello rizado y desordenado, salió del auto con pasos rápidos y decididos. Su rostro, enrojecido por la furia, estaba marcado por lágrimas que aún no se habían secado completamente. Al cerrar la puerta con una fuerza que resonó en la noche, un grito desgarrador rompió el silencio desde dentro del auto:

─¡Jodete, perra infiel!

Negai, que había estado sumida en sus propios pensamientos, se detuvo en seco y giró su mirada hacia la escena.

Pero la situación no terminó ahí. La puerta del piloto también se abrió, revelando la figura de un hombre que emergió con una determinación palpable. Su rostro estaba enrojecido, no solo por la furia, sino también por el impacto de la confrontación que acababa de desatarse. Cerró la puerta con un golpe seco que retumbó en el aire, y se dirigió hacia la mujer con pasos firmes y apresurados.

Su mirada, dura y llena de rabia, seguía a la mujer mientras ella avanzaba, sus propios pasos pesados y cargados de una mezcla de desesperación y cólera. Negai observó, con un interés creciente, cómo el hombre se acercaba a la mujer. La distancia entre ellos se reducía rápidamente, y las emociones en el aire parecían chisporrotear.

─¿Infiel...?─ -la mujer gritó, su voz quebrándose por la ira y la decepción. ─¡¿Infiel?! ¡Tus acciones me llevaron a acostarme con otro!

El hombre, con los puños apretados y los ojos ardientes, exhaló un rugido de frustración. ─¿Así que ahora es culpa mía?─ dijo con voz áspera, avanzando hacia ella. ─¿Es eso lo que me estás diciendo? ¿Que tu traición es mi culpa? ¡Te vi con él! ¡Y tú ni siquiera tuviste el valor de decírmelo!

─¿El valor de decírtelo?─ la mujer replicó con desdén, cruzando los brazos. ─¿Y cómo esperabas que te lo dijera? ¿Después de que tú me trataste como una desconocida? Me ignoraste y me mentiste durante meses. ¡Me dejaste sola y desolada!

𝐈𝐍𝐂𝐋𝐔𝐒𝐎 𝐒𝐈 𝐌𝐄 𝐓𝐑𝐀𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍𝐀𝐒 | HawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora