𝟎𝟐𝟕 - 𝙃𝙤𝙨𝙝𝙞𝙣𝙤

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- XXVII -

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- XXVII -

De todas las personas que podrían haberlo descubierto, de todas las posibilidades que habían cruzado su mente en las noches en que su conciencia le pesaba, ¿por qué tenía que ser él? Hawks siempre había sabido que su peligrosa danza entre héroes y villanos no podría durar para siempre. Había asumido los riesgos, consciente de que en cualquier momento alguien podría ver más allá de su máscara, alguien podría juntar las piezas del rompecabezas y finalmente descubrirlo. Podía haber sido Twice. Él era emocional, leal hasta los huesos, pero también intuitivo, capaz de ver el alma de una persona con una claridad que asustaba y Hawks sabía que no habría sido difícil para Twice sospechar de sus verdaderas intenciones. O Toga, con su retorcida obsesión por la sangre y su extraño talento para leer las emociones de los demás. Incluso Negai… Sí, había temido que, en algún momento, ella viera más allá de sus sonrisas y bromas, que notara el peso que cargaba en su mirada, o Dabi, con su frialdad calculada, su desconfianza, sus sospechas y su resentimiento profundo hacia el mundo.

Pero no fue ninguno de ellos.

Ninguno de los adultos astutos, inteligentes o peligrosos en la Liga de Villanos lo había descubierto. No.

Fue alguien más. Alguien que no tenía ni el poder ni la malicia para enfrentar la verdad, alguien cuyo corazón aún estaba intacto, lleno de inocencia: Hoshino.

El niño pequeño que la Liga había adoptado, una criatura que había encontrado refugio entre aquellos que la sociedad consideraba monstruos. Hoshino no entendía el mundo como lo hacían los demás, porque para él, todo era simple: o eras amable, o no lo eras. O cuidabas de los demás, o les hacías daño. Hawks no era más que un héroe, un hombre con alas rojas para él, alguien que a veces se reía y le traía pequeñas cosas brillantes, como plumas o dulces.

Pero los niños tienen una forma de ver el mundo que los adultos a veces pierden, y Hoshino, en su inocencia, había visto algo en Hawks que nadie más había percibido. No fue una gran revelación dramática, no hubo confrontaciones ni miradas acusatorias. No, fue algo mucho más sencillo, casi desgarrador en su simplicidad. Hoshino se había acercado una noche, con sus pequeños pasos suaves y su mirada inocente, mientras Hawks estaba sentado solo, su mente perdida en el caos de su vida. El niño lo observó por un momento antes de preguntar con una voz tan inocente que Hawks sintió que su corazón se detenía.

─¿Por qué estás tan triste, Hawks? ¿Es porque esas personas no te dan la libertad que quieres?─ Hoshino le preguntó.

Hawks se congeló, las palabras del niño perforando sus defensas como ningún villano había podido hacer antes. No había sarcasmo ni acusación en la pregunta, solo una curiosidad genuina. Y en ese momento, mientras miraba los grandes ojos oscuros de Hoshino, Hawks supo que el niño lo había visto. No en el sentido de que entendiera que Hawks era un traidor, no en el sentido de que supiera que era un infiltrado del lado de los héroes. Pero Hoshino había visto algo igual de devastador. Había visto el conflicto, el dolor, la culpa que Hawks llevaba enterrada bajo capas de sonrisas y despreocupación.

𝐈𝐍𝐂𝐋𝐔𝐒𝐎 𝐒𝐈 𝐌𝐄 𝐓𝐑𝐀𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍𝐀𝐒 | HawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora